Mis actuaciones masculinas favoritas (parte I)
Tenía un ratito libre y se me ocurrió hacer una lista de mis actuaciones masculinas favoritas de todos los tiempos, esas interpretaciones que realmente me llegaron, que me hicieron experimentar algún tipo de emoción, que me cautivaron por su humanidad. En fin, no digo que sean las mejores de toda la historia, pero son mis favoritas, es algo completamente personal. La lista no está creada en ningún orden particular, fui anotando los nombres a medida que se me venían a la mente. Es una mezcla de un poco de todo, distintas décadas, distintos métodos de actuación y distintos géneros..
(Parte II)
(Parte III)
(Parte II)
(Parte III)
Robert De Niro como Jake La Motta en Raging Bull (1980), dirigida por Martin Scorsese
Me arriesgo a decir que esta es mi actuación favorita, ya que con tan sólo pensar en ella se me pone la piel de gallina. Ninguna de las películas tan repudiadas de las cuales De Niro ha participado recientemente puede borrar lo que el actor logró hacer en esta obra maestra de Scorsese. Jamás se ha visto una intensidad semejante a la que De Niro demuestra con Jake La Motta, y a pesar de que el personaje requiere un despliegue tan fuerte de emociones, nunca sobreactúa o exagera. Debo admitir que tengo una debilidad por los anti héroes o personajes repletos de defectos, pero me encanta como De Niro es capaz de mostrar tanto la brutalidad del boxeador como su lado humano, profundamente escondido entre su violencia y la paranoia que lo atormentan. Antes de Bale, antes de Fassbender, existió Robert De Niro alterando su imagen y sacrificando cada parte de su ser para dejar todo su espíritu en una interpretación, para darle vida a un hombre que era su propio enemigo, completamente autodestructivo. Mi escena favorita es, definitivamente, la que ocurre en la celda durante la última parte.
James Gandolfini como Tony Soprano en The Sopranos (1999-2007), creado por David Chase
Continuando con un personaje algo similar al anterior, escogí a Tony Soprano, interpretado por mi adorado James Gandolfini. Descubrí a Los Soprano a principios de este año y no pude creer el tesoro de serie que me había perdido durante tanto tiempo, me hice fanática enseguida. Tony es un personaje complicado, porque te terminas encariñando con él, pero luego te acordas de que es un criminal y un asesino. Gandolfini crea a un hombre totalmente real, que no se disculpa por ser quien es y que está parado frente a vos, diciéndote que si te gusta, bien, y sino también, es decir, no suaviza lo que hace, no trata de ser agradable, simplemente, es. Me impresiona la vulnerabilidad que el actor le aporta al mafioso, esos momentos en los que, de pronto, se convierte en un niño que necesitas proteger, perfectamente descripto por la doctora Melfi en un capítulo. Tony es agresivo, impulsivo y desagradable, pero siempre se encuentra presente, en alguna parte, esa vulnerabilidad casi infantil.
Robert De Niro como Vito Corleone en The Godfather Part II (1974), dirigida por Francis Ford Coppola
A la hora de elegir entre Travis Bickle de Taxi Driver y esta actuación, me decidí por la última. The Godfather Part II es una de mis películas favoritas y cuenta con algunas de las mejores actuaciones de todo el cine, y creo que cualquiera que la haya visto, puede confirmar lo increíble que es ver al joven Vito interpretado por De Niro. El actor le brinda un aire de amenaza y peligro al personaje del ya famoso jefe de la mafia, pero con una inmensa sutileza, compostura y autocontrol que demuestran el poder y habilidad de De Niro como actor. Es impresionante pensar que el joven Vito sólo aparece durante una porción de la película, muchas veces en silencio y otras simplemente emitiendo algunas palabras en italiano, lenguaje que el actor aprendió a la perfección (con el acento respectivo de Corleone, Sicilia), pero de todos modos tiene un enorme impacto dentro de la trilogía y es una actuación que, una vez vista, nunca se olvida. Esa mirada ambigua es imposible de olvidar, intensa y delicada al mismo tiempo.
Jean-Louis Trintignant como Joseph Kern en Three Colors: Red (1994), dirigida por Krzysztof Kieslowski
Continuando con un personaje algo similar al anterior, escogí a Tony Soprano, interpretado por mi adorado James Gandolfini. Descubrí a Los Soprano a principios de este año y no pude creer el tesoro de serie que me había perdido durante tanto tiempo, me hice fanática enseguida. Tony es un personaje complicado, porque te terminas encariñando con él, pero luego te acordas de que es un criminal y un asesino. Gandolfini crea a un hombre totalmente real, que no se disculpa por ser quien es y que está parado frente a vos, diciéndote que si te gusta, bien, y sino también, es decir, no suaviza lo que hace, no trata de ser agradable, simplemente, es. Me impresiona la vulnerabilidad que el actor le aporta al mafioso, esos momentos en los que, de pronto, se convierte en un niño que necesitas proteger, perfectamente descripto por la doctora Melfi en un capítulo. Tony es agresivo, impulsivo y desagradable, pero siempre se encuentra presente, en alguna parte, esa vulnerabilidad casi infantil.
Robert De Niro como Vito Corleone en The Godfather Part II (1974), dirigida por Francis Ford Coppola
A la hora de elegir entre Travis Bickle de Taxi Driver y esta actuación, me decidí por la última. The Godfather Part II es una de mis películas favoritas y cuenta con algunas de las mejores actuaciones de todo el cine, y creo que cualquiera que la haya visto, puede confirmar lo increíble que es ver al joven Vito interpretado por De Niro. El actor le brinda un aire de amenaza y peligro al personaje del ya famoso jefe de la mafia, pero con una inmensa sutileza, compostura y autocontrol que demuestran el poder y habilidad de De Niro como actor. Es impresionante pensar que el joven Vito sólo aparece durante una porción de la película, muchas veces en silencio y otras simplemente emitiendo algunas palabras en italiano, lenguaje que el actor aprendió a la perfección (con el acento respectivo de Corleone, Sicilia), pero de todos modos tiene un enorme impacto dentro de la trilogía y es una actuación que, una vez vista, nunca se olvida. Esa mirada ambigua es imposible de olvidar, intensa y delicada al mismo tiempo.
Jean-Louis Trintignant como Joseph Kern en Three Colors: Red (1994), dirigida por Krzysztof Kieslowski
Three Colors: Red es mi película favorita de dicha trilogía y es una de mis favoritas de todos los tiempos en general. Me encanta la historia que Kieslowski y Krzysztof Piesiewicz crearon sobre las conexiones entre los seres humanos y el concepto del destino como fuerza omnipresente. Adoro el personaje del Juez Kern, interpretado por Trintignant, y la relación que se desarrolla entre él y la joven e idealista Valentine (Irene Jacob). Kern es un juez retirado, que vive solo, amargado y cínico a causa de ciertas experiencias que sufrió en su pasado, pero a través de Valentine, aprende a ver lo que lo rodea con un nuevo punto de vista que lo ayuda a encontrar la redención. Trintignant le da vida a un hombre que, por dentro, anhela la felicidad y el contacto humano, pero que se protege a sí mismo colocando barreras emocionales y mecanismos de defensa para alejar a cualquiera que se le acerque. Es precioso observar el brillo que uno, como espectador, es capaz de percibir en los ojos del actor durante el final de la película.
Bill Murray como Bob Harris en Lost In Translation (2003), dirigda por Sofia Coppola
Se que Lost In Translation es odiada por un sector bastante numeroso de la sociedad, pero tengo una conexión personal con esta película y significa mucho para mí. La actuación de Bill Murray sorprende por su sutileza y profundidad, la tristeza y resignación de Bob Harris se sienten sumamente reales y humanas. El personaje existe en este mundo como si su vida ya hubiera terminado hace tiempo, todo es parte de una rutina para él y la soledad lo obliga a pensar en todas las metas que no logró alcanzar y los errores que ya no puede reparar. No parece sentirse identificado ni conmovido por nada y camina por el hotel como un fantasma, pero algo parece cambiar cuando conoce a Charlotte (Scarlett Johansson), quien, por fin, parece despertar en él sus emociones y entusiasmo, las ganas de tener una charla, de relacionarse con alguien, de salir a explorar la ciudad. Los ojos melancólicos de Murray son utilizados a la perfección, al igual que en Rushmore (Wes Anderson) y Broken Flowers (Jim Jarmusch), pero, en mi opinión, Bob Harris fue, es y será insuperable.
Se que Lost In Translation es odiada por un sector bastante numeroso de la sociedad, pero tengo una conexión personal con esta película y significa mucho para mí. La actuación de Bill Murray sorprende por su sutileza y profundidad, la tristeza y resignación de Bob Harris se sienten sumamente reales y humanas. El personaje existe en este mundo como si su vida ya hubiera terminado hace tiempo, todo es parte de una rutina para él y la soledad lo obliga a pensar en todas las metas que no logró alcanzar y los errores que ya no puede reparar. No parece sentirse identificado ni conmovido por nada y camina por el hotel como un fantasma, pero algo parece cambiar cuando conoce a Charlotte (Scarlett Johansson), quien, por fin, parece despertar en él sus emociones y entusiasmo, las ganas de tener una charla, de relacionarse con alguien, de salir a explorar la ciudad. Los ojos melancólicos de Murray son utilizados a la perfección, al igual que en Rushmore (Wes Anderson) y Broken Flowers (Jim Jarmusch), pero, en mi opinión, Bob Harris fue, es y será insuperable.
Alain Delon como Rocco Parondi en Rocco and his Brothers (1960), dirigida por Luchino Visconti
La verdad es que no soy tan fanática de Alain Delon, no suele ser alguien que me transmita mucha emoción con sus interpretaciones, pero debo admitir que fue una enorme sorpresa cuando lo vi como Rocco en esta gran película de Visconti. Rocco es benévolo, sensible y siempre piensa en aquellos a quienes quiere más que en sí mismo, un personaje bastante peculiar dentro de la filmografía de Delon, quien es famoso por interpretar criminales fríos y arrogantes. El actor le aporta dulzura, inocencia e idealismo a Rocco, haciendo aún más devastador el efecto que diversas tragedias producen en su vida y la de su familia.
La verdad es que no soy tan fanática de Alain Delon, no suele ser alguien que me transmita mucha emoción con sus interpretaciones, pero debo admitir que fue una enorme sorpresa cuando lo vi como Rocco en esta gran película de Visconti. Rocco es benévolo, sensible y siempre piensa en aquellos a quienes quiere más que en sí mismo, un personaje bastante peculiar dentro de la filmografía de Delon, quien es famoso por interpretar criminales fríos y arrogantes. El actor le aporta dulzura, inocencia e idealismo a Rocco, haciendo aún más devastador el efecto que diversas tragedias producen en su vida y la de su familia.
Sam Rockwell como Glenn Marchand en Snow Angels (2007), dirigida por David Gordon Green
Esta tristísima película me partió el corazón en mil pedazos y la actuación de Sam Rockwell me dejó boquiabierta. Glenn es un alcohólico que ha logrado recuperarse mediante el descubrimiento de la religión y sus infinitas ganas de poder volver a formar una familia con su ex esposa y su hija. Rockwell transmite a la perfección la desesperación y frustración que siente el personaje, un hombre terriblemente angustiado porque no es capaz de hacer las cosas bien ni conseguir lo que quiere, por más que de todo de sí mismo. Es increíblemente convincente la manera en la que Glenn se va desconectando cada vez más de la realidad, perdido en sus delirios obsesivos. Rockwell es un actor que tiene una gran habilidad a la hora de interpretar "locos" o personajes excéntricos, pero en este caso va mucho más allá de eso, ya que Glenn no es simplemente un loco o un alcohólico, es un ser humano que quiere amar y ser amado, pero no puede aceptar la realidad que él mismo construyó como consecuencia de sus adicciones y sus errores. Una verdadera tragedia si las hay.
Esta tristísima película me partió el corazón en mil pedazos y la actuación de Sam Rockwell me dejó boquiabierta. Glenn es un alcohólico que ha logrado recuperarse mediante el descubrimiento de la religión y sus infinitas ganas de poder volver a formar una familia con su ex esposa y su hija. Rockwell transmite a la perfección la desesperación y frustración que siente el personaje, un hombre terriblemente angustiado porque no es capaz de hacer las cosas bien ni conseguir lo que quiere, por más que de todo de sí mismo. Es increíblemente convincente la manera en la que Glenn se va desconectando cada vez más de la realidad, perdido en sus delirios obsesivos. Rockwell es un actor que tiene una gran habilidad a la hora de interpretar "locos" o personajes excéntricos, pero en este caso va mucho más allá de eso, ya que Glenn no es simplemente un loco o un alcohólico, es un ser humano que quiere amar y ser amado, pero no puede aceptar la realidad que él mismo construyó como consecuencia de sus adicciones y sus errores. Una verdadera tragedia si las hay.
Jack Nicholson como Jake Gittes en Chinatown (1974), dirigida por Roman Polanski
Personalmente, considero a esta mi interpretación preferida de Jack Nicholson. El actor le da vida al personaje con mucha humildad y vulnerabilidad, ya que Gittes no es el arquetipo del protagonista ubermensch, fuerte y poderoso, él es humano. ¿A qué me refiero con humano? A que tiene defectos y debilidades, no es invencible y, de hecho, no termina triunfando. La venda que el personaje lleva puesta en su nariz durante una gran porción de la película simboliza sus límites como héroe, no es inmune al filo de un cuchillo. Tampoco se podría decir que Jake es un detective magnífico, muchas veces se equivoca y saca conclusiones demasiado rápido, sin lograr ser capaz de ver la totalidad del asunto. Pero Nicholson utiliza las debilidades del personaje como si fueran fortalezas, ya que cuanto más humano lo vemos a Gittes, más nos ponemos de su lado, porque no es un super héroe, es un hombre como todos nosotros y el hecho de que el actor se haya expuesto de esa manera es admirable. También creo que cabe destacar que es un personaje bastante distinto dentro de la filmografía del actor, a quien se lo suele relacionar con personajes extravagantes.
Personalmente, considero a esta mi interpretación preferida de Jack Nicholson. El actor le da vida al personaje con mucha humildad y vulnerabilidad, ya que Gittes no es el arquetipo del protagonista ubermensch, fuerte y poderoso, él es humano. ¿A qué me refiero con humano? A que tiene defectos y debilidades, no es invencible y, de hecho, no termina triunfando. La venda que el personaje lleva puesta en su nariz durante una gran porción de la película simboliza sus límites como héroe, no es inmune al filo de un cuchillo. Tampoco se podría decir que Jake es un detective magnífico, muchas veces se equivoca y saca conclusiones demasiado rápido, sin lograr ser capaz de ver la totalidad del asunto. Pero Nicholson utiliza las debilidades del personaje como si fueran fortalezas, ya que cuanto más humano lo vemos a Gittes, más nos ponemos de su lado, porque no es un super héroe, es un hombre como todos nosotros y el hecho de que el actor se haya expuesto de esa manera es admirable. También creo que cabe destacar que es un personaje bastante distinto dentro de la filmografía del actor, a quien se lo suele relacionar con personajes extravagantes.
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