Mis actuaciones masculinas favoritas (parte III)



Anthony Quinn como Zampanò en La Strada (1954), dirigida por Federico Fellini

Supongo que uno podría asociar a este personaje con el de Jake La Motta, hombres violentos, abusivos, que trabajan usando sus cuerpos como campos de batalla y proyectan sus inseguridades en aquellos que los rodean. Pero, de todos modos, ambas interpretaciones difieren muchísimo a causa de las personalidades y talentos tan particulares de cada actor. Anthony Quinn, de enorme altura, con ese rostro tan intenso e intimidante, que al mismo tiempo parece guardar secretos melancólicos tras sus ojos negros. Zampano es terriblemente cruel en un mundo de posguerra que no se detiene a darle una mano a los necesitados, él es, simplemente, un reflejo de la sociedad. Fellini y Quinn hacen un gran esfuerzo, perfectamente logrado, de alcanzar un equilibro entre la bestialidad del personaje y su lado humano, que se encuentra guardado en su interior, probablemente escondido tras haber sufrido innumerables golpes y decepciones. Finalmente, durante los últimos minutos, Zampano es capaz de expresar sus emociones, pero la triste ironía es que, la persona que despertó en él dichos sentimientos ya no está para compartirlos, esas mismas emociones serán las que lo atormentarán hasta su último respiro.


Edward G. Robinson como Christopher Cross en Scarlet Street (1945), dirigida por Fritz Lang

Scarlet Street es uno de mis noirs favoritos, me parece una película espectacular y bastante olvidada hoy en día. Uno de mis elementos preferidos de la película es la actuación de Edward G. Robinson, un actor generalmente subvalorado que se destaca entre sus coetáneos por su gran versatilidad y una naturalidad poco común entre actores de la época. Christopher Cross es un hombre del cual todos se aprovechan, creen que pueden pasarlo por arriba, y él lo soporta, sumiso y resignado. Lleva una vida rutinaria y aburrida, y es por eso que, cuando cree encontrar la oportunidad de escapar y descubrir un nuevo lado de sí mismo, se arriesga y hace cosas que van más allá de la razón. Sus ilusiones no le permiten ver la crueldad de la mujer de la cual cree estar enamorado y se entrega ciegamente. Nosotros, los espectadores, tenemos una vaga idea de como terminará la situación, pero cuando llega el final, nada podría habernos preparado para el funesto destino del personaje. Cuando creyó que se estaba liberando a sí mismo, estaba condenándose a un eterno vacío de culpa y remordimiento.



Gene Hackman como Harry Caul en The Conversation (1974), dirigida por Francis Ford Coppola

Muchos admiran y prefieren la interpretación del volátil y explosivo Popeye Doyle en The French Connection, pero mi favorita de Hackman es la sutil interpretación de Harry Caul. Es justamente esa sutileza y, también, la inhibición que presenta el personaje las que dejan aún más en evidencia su paranoia y desconfianza ante el gesto más inofensivo. Caul cree que es posible vivir aislado del mundo exterior, protegido en su pequeño departamento, pero en el fondo, el sabe que aquello es una fantasía, que nunca va a poder excluirse por completo, que siempre va a existir la posibilidad de que alguien pueda observarlo, interrogarlo, mostrar interés. Piensa en las personas a las que él espía como parte de su trabajo, ellos también creen que nadie los está escuchando. Es de ahí que surge su paranoia, la cual intenta reprimir a diario, pero de la cual eventualmente no puede escapar. A medida que se va desarrollando la historia y su desenlace, cada vez sentimos con mayor intensidad la claustrofobia que Caul siente, resaltada por los primeros planos que Coppola brillantemente incluye en distintas escenas. El trabajo en el que tanto se refugiaba el personaje terminó siendo el catalizador de su perdición.


Joaquin Phoenix como Bobby Green en We Own The Night (2007), dirigida por James Gray

A veces me parece que el mundo está dividido entre aquellos que disfrutan a Joaquin Phoenix y aquellos que lo detestan. A mi, personalmente, me parece un actor sumamente interesante que siempre tiene algo para ofrecer, a pesar de que sí es cierto que en algunas circunstancias se deja llevar y sobreactúa un poco, pero me encanta su trabajo como Bobby Green en esta película. Es un personaje trágico y miserable, que busca la felicidad en los sitios y personas equivocadas, con el objetivo de sentirse aceptado y relevante. Bobby oculta su verdadero apellido y se aleja de su familia, de lo que conoce, para convertirse en quien cree querer ser, un hombre exitoso en el mundo de la noche y las fiestas, rodeado de mujeres, de supuestos amigos y con el dinero suficiente para cubrir sus necesidades y darse un par de lujos. Está dispuesto a cerrar los ojos ante la corrupción y hasta ser cómplice de ella con tal de conservar la vida que armó para sí mismo y su novia, pero cuando llega el momento de enfrentarse a la realidad y escoger un bando, resulta que las cosas son más complicadas de lo que parecían. Bobby se ve obligado a tomar decisiones definitivas que marcarán su futuro y su destino. Phoenix lo interpreta con una marcada intensidad y desesperación, convirtiendo al personaje en alguien patético, pero que, al mismo tiempo, logra despertar en nosotros cierta empatía. 


Marlon Brando como Terry Malloy en On The Waterfront (1954), dirigida por Elia Kazan

No se me ocurre mucho para decir sobre Brando, ¿qué no se ha dicho ya sobre él? Fue y sigue siendo uno de los poquísimos actores de toda la historia capaces de transmitir una intensidad inmensurable y una gran ternura o delicadeza al mismo tiempo. A pesar de ser complicado y conflictivo, Brando fue un hombre muy humano, empático y sensible, y eso se veía plasmado en sus actuaciones. Su interpretación como Terry Malloy va más allá de esa famosa escena y legendario monólogo, sino presten atención a su mirada, sus gestos, el tono en el que pronuncia las palabras, todo es una puert que nos conduce a la personalidad y al atormentado corazón del personaje. También hay que tener en cuenta el contexto histórico de la película, porque Brando produjo un cambio radical en el mundo del cine. Sinceramente, no se que más agregar... basta con ver las preciosas escenas que comparten Malloy y el personaje interpretado por Eva Marie Saint. También me gustaría mencionar que Karl Malden brinda una actuación maravillosa digna de ser recordada.



Ernest Borgnine como Marty Piletti en Marty (1955), dirigida por Delbert Mann

La verdad que esta es una adición muy reciente a la lista, porque vi Marty por primera vez ayer a la noche, hace horas nada más. Me enamoré de la actuación de Borgnine, quien convierte a Marty en un hombre que, a pesar de no ser un típico galán, tiene mucho encanto e ingenio, y logra ser mucho más caballero y comportarse con más dulzura que todos aquellos personajes secundarios que, supuestamente, son más atractivos que él. Creo que Marty Piletti se ha convertido en uno de mis personajes favoritos, y que la interpretación de Borgnine le gana a cualquier escena romántica de Tom Hanks o Cary Grant. Además, me gustó que el actor se animara a mostrar el lado sensible de Marty, no lo presenta como un macho orgulloso o un hombre que tiene toda su vida resuelta. Me conquistó completamente.


William Holden como Max Schumacher en Network (1976), dirigida por Sidney Lumet

En Network, William Holden interpreta a un hombre cuya generación está lentamente desapareciendo, hundiéndose en la irrelevancia. Max Schumacher es alguien que vivió y fue protagonista de la era dorada de la televisión, trabajando como jefe de la división de noticias de una cadena televisiva, pero a medida que pasan las décadas, la televisión va cambiando y la audiencia parece buscar algo nuevo. Schumacher no está de acuerdo con ninguna de las nuevas decisiones de los ejecutivos, y se siente confundido y excluido en un mundo que creía conocer a la perfección. Max comete errores y se equivoca en varias ocasiones, pero es definitivamente el personaje con más dignidad y moralidad de la película, parece ser el único que tiene sentimientos, sentimientos de culpa ante las decisiones que tomó, ante su amigo Howard, su esposa, su trabajo. Se aferra a ciertos valores que parecen casi arcaicos y se vuelve consciente de su propia mortalidad. Holden es quien realmente le aporta esa característica de dignidad al personaje y lo interpreta de un modo accesible que permite que uno, como espectador, pueda sentirse identificado con las emociones y experiencias del personaje. Adoro el rostro de Holden en esta película, arrugado, algo avejentado de más, con ojos melancólicos.



Marcello Mastroianni como Gabriele en A Special Day/Una Giornata Particolare (1977), dirigida por Ettore Scola

Mastroianni le da vida a Gabriele, dejando atrás al mujeriego irreverente de las comedias italianas al cual nos tenía acostumbrados. Con esta actuación, el galán italiano muestra un grado de vulnerabilidad increíble, en la piel de un personaje que conmueve y se atreve a cuestionar la realidad en la que habita. No quiero dar tantos detalles sobre Gabriele porque no deseo arruinar esta película para los que no la han visto, pero creo que basta con decir que es mi interpretación favorita de toda su carrera, dejando asomar sus arrugas, sus canas y la fatiga eterna de un hombre que vive atormentado, marginado por una sociedad enceguecida y corrupta. No hace falta que me las ingenie para buscar más palabras que puedan describir lo que Mastroianni me hizo sentir en A Special Day.



Antoine Olivier Pilon como Steve en Mommy (2014), dirigida por Xavier Dolan

Ya expresé mi amor por Mommy en otro post, pero no existen límites para seguir demostrando mi adoración por ella y Dolan. No estoy familiarizada con el trabajo de Pilon además de su actuación en esta película, pero me dejó completamente fascinada. Todas las actuaciones en Mommy son increíbles, pero Pilon se destaca en la piel de Steve, un adolescente que padece ADHD (déficit de atención con hiperactividad) y vive su día a día como una impredecible bomba a punto de estallar. Steve, tierno, sensible, feroz y temible a la vez, es un personaje complicado, pero el actor se las arregla a la perfección para mostrar los múltiples aspectos que conforman su personalidad, logrando que nosotros, los espectadores, podamos, eventualmente, sentir empatía y cariño por él, porque, gracias a la hermosa interpretación de Pilon, somos capaces de ver más allá de la enfermedad con la que se etiqueta a Steve, más allá de sus frustraciones y ataques de furia. Es una interpretación que siempre tendrá un lugar entre mis favoritas, electrizante, llena de vida, memorable y llevada a cabo con tacto.



Nick Nolte como Wade Whitehouse en Affliction (1997), dirigida por Paul Schrader

Nick Nolte es un actor muy poco valorado hoy en día y gran parte de su carrera parece haber sido olvidada con el paso el tiempo, razón por la cual sugiero la idea de volver a ver sus mejores películas. Una de ellas, posiblemente mi favorita, es Affliction, una melancólica y perturbadora obra del también subvalorado Schrader. En la piel de Wade, Nolte interpreta a un hombre inestable que oscila entre momentos de patética desesperación por complacer a los demás y explosivos ataques de ira tanto físicos como verbales. Parte de nosotros desea que las cosas le salgan bien, que pueda enmendar sus errores, pero cada vez nos damos más y más por vencido al presenciar como él arruina su vida, hiere y aleja a las pocas personas que aún lo rodean. El actor logra aportarle a Wade el grado necesario de vulnerabilidad, pero sin nublar nuestro juicio durante sus actos de violencia, alcanzando, irónicamente, un estado de perfecto equilibrio al interpretarlo, sin manipular al espectador para que ame al personaje ni repugnarlo para que lo odie. Nolte guarda dentro del personaje un buen corazón, pero uno frustrado, asustado y abusado, y es impresionante verlo alejado de sus roles como macho alfa. ¿Wade acabará convirtiéndose totalmente en su padre o hay alguna esperanza para él? A esta altura, quien sabe.























































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