35º Festival Internacional de Cine de Mar del Plata

Este año, como todos los años, se llevó a cabo el festival de cine de Mar del Plata, en Argentina. Pero, la diferencia es que esta edición se hizo de manera virtual y gratuita a causa de la pandemia. Si bien me apasiona la literatura, mi primer amor fue y siempre será el cine, así que cuando me enteré que iba a poder acceder a todas las películas seleccionadas por el festival, me armé un cronograma y durante la semana pasada me dediqué a cumplirlo. Logré mirar trece de las dieciséis películas que había planeado originalmente y disfruté un montón la experiencia. A continuación voy a recomendar las que más me gustaron: 


Shiva Baby dirigida por Emma Seligman (Estados Unidos)

Mi favorita de la selección del festival es Shiva Baby, la ópera prima de Emma Seligman, que además de dirigir también escribió el guion. La película dura poco más de una hora y transcurre en una única locación, una casa durante una shiva, la ceremonia de duelo que se practica en el judaísmo después de una muerte. Danielle (Rachel Sennott) es una joven universitaria que acompaña a sus padres (Polly Draper y Fred Melamed) a la shiva, pero la situación se convierte en una pesadilla cuando en la reunión se encuentra con su ex mejor amiga/ex novia Maya (Molly Gordon) y con su sugar daddy Max (Danny Deferrari), su esposa (Dianna Agron) y su bebé. 

Seligman logra crear un equilibrio perfecto entre comedia, drama y terror psicológico, manteniendo a lo largo de la película una tensión y una sensación de ansiedad casi insoportables. El hecho de haber filmado en un único lugar contribuye a un fuerte sentido de claustrofobia; imagínense quedar atrapados en un evento social en el que no queremos estar y encima con un ex, o un amante o personas a las que no queremos ver. Para ir armando el guion, Seligman tomó, por un lado, aspectos que conocía de su propia familia judía y, por otro, la cultura que existe entre muchas chicas universitarias en Manhattan que para costear sus estudios buscan sugar daddies. El resultado final es una obra increíble, ingeniosa y un poco loca, en la que se pueden apreciar ciertos guiños a Cassavetes, una influencia que la propia directora ha citado.

Todo en Shiva Baby funciona: la dirección, las actuaciones, la música, los cortes de la edición. La verdad es que quedé muy impresionada con el hecho de que sea el primer largometraje de Emma Seligman, porque es una película concisa, a la que no le falta ni le sobra nada, con personajes bien definidos y que genuinamente me hizo sentir lo que la protagonista estaba sintiendo. Habrá que estar atentos a los próximos proyectos de Seligman y también de la actriz Rachel Sennott, que proporciona un encanto caótico espectacular.

Las mil y una dirigida por Clarisa Navas (Argentina)

En esta película dirigida y escrita por la correntina Clarisa Navas, Iris, una adolescente que ama jugar al básquet, conoce a Renata, una chica del barrio de la que se dicen muchas cosas y ninguna de ellas buena. Las mil y una se trata creo yo sobre cómo los vínculos pueden ser nuestra salvación y formas de resistencia en circunstancias difíciles: el amor, la amistad, la familia. Iris tiene una relación hermosa con sus primos, Darío y Ale, quienes a su vez son personajes muy interesantes y entrañables. Las actuaciones de Sofía Cabrera, Ana Carolina García, Mauricio Vila y Luis Molina se sienten súper naturales y transmiten mucha calidez.

La magia efímera del primer amor, la exploración de la sexualidad, no darle bola al qué dirán, son temas que explora Navas en su segunda película. Para filmar Las mil y una, la directora volvió a su propio barrio, el lugar donde creció, y es por eso que no se siente esa explotación morbosa que a veces vemos cuando filman historias sobre comunidades más humildes, porque se nota que Navas lo hace con amor, con respeto, con familiaridad. Las mil y una muestra que los gays, las lesbianas, las trans y travestis también existen en los márgenes, en los espacios que no suelen ser mostrados.


Esquirlas dirigida por Natalia Garayalde (Argentina)

El único documental de mi lista, Esquirlas es una película muy especial. Su directora, Natalia Garayalde utilizó grabaciones que ella misma había filmado cuando era una niña y las mezcló con una narración de voz en off e imágenes actuales. Cuando Natalia tenía alrededor de doce años, en su ciudad cordobesa de Río Tercero explotó una fábrica militar y empezaron a volar y explotar misiles por todas partes, dejando destrozos de distintos niveles en la ciudad, provocando algunas muertes y marcando a sus habitantes para siempre. La directora, usando una cámara de 8mm que le había regalado su padre, grabó escenas relacionadas al momento de la explosión a los días y meses siguientes.

Este documental me gustó muchísimo, es impactante ver cómo el ojo infantil de Garayalde reaccionaba e interpretaba lo ocurrido en su momento, haciendo de cuenta que era la conductora de un noticiero, algo emocionada por la presencia de cámaras de televisión y la atención nacional. Garayalde toma el suceso de la explosión y lo interpreta desde diversos puntos de vista: desde lo íntimo, desde lo colectivo y desde lo político. Cuando llegamos al final de la película, queda perfectamente claro que la explosión no fue un accidente, fue el resultado de la corrupción de los gobiernos de Carlos Saúl Menem.


Al morir la matinée dirigida por Maximiliano Contenti (Uruguay)

Soy muy fanática del cine de género, sobre todo del terror, por lo que Al morir la matinée me pareció una opción ideal a la hora de escoger qué pelis iba a mirar. Esta película uruguaya dirigida por Maximiliano Contenti y escrita por Manuel Facal es un homenaje al género slasher de los 80s y al giallo italiano de los 70s, total y explícitamente inspirada en las películas de terror de esa época. Se que hay personas a las que no les gustan este tipo de películas, que toman inspiración muy directa de otras en forma de homenaje, pero a mí cuando está bien hecho me encanta.

Al morir la matinée está ambientada a principios de los 90s en Montevideo y ocurre dentro de un cine, durante una noche lluviosa. La hija del proyeccionista (Luciana Grasso), que esa noche lo está reemplazando, un grupito de amigos (Julieta Spinelli, Bruno Salvati y Vladimir Knazevs), un niño que a esa hora ya no debería estar ahí (Franco Duran), un empleado (Pedro Duarte), son algunos de los personajes que, sin saberlo, se convertirán en los protagonistas de esta película de terror, atrapados en el cine con un asesino serial (Ricardo Islas). Claramente tomando del slasher y el giallo, los asesinatos son ridículamente brutales, de esos que terminan siendo más entretenidos que tenebrosos; los efectos especiales están hechos a la antigua, sin CGI, y se ven espectaculares. La cinematografía también es genial, con unos rojos, verdes y azules preciosos. En fin, si les gusta el género y no les molesta que sea un poco predecible porque es más bien un homenaje, les recomiendo que busquen esta película, yo pasé un muy buen rato mirándola. 


Historia de lo oculto dirigida por Cristian Ponce (Argentina)

Otra ópera prima en la lista, esta vez se trata del primer largometraje de Cristian Ponce, que ya ha trabajado en proyectos como La frecuencia Kirlian, una miniserie animada. También es otra película de terror que disfruté mucho. Básicamente, Historia de lo oculto está ambientada en lo que al principio parece el pasado, los años 70s en blanco y negro, y nos encontramos con un grupo de periodistas (Héctor Ostrovsky, Nadia Lozano, Casper Uncal y Iván Esquerre) que quiere desenmascarar al presidente de la nación y a un empresario llamado Marcato (Germán Baudino), a quienes acusan de estar manipulando a la población con algún tipo de poder maligno. A lo largo de su corta duración, menos de una hora y media, nos metemos en un viaje perturbador, algo confuso y misterioso. 

Ponce y su equipo construyen una estética y una ambientación muy particular, que a mí realmente me enganchó desde el comienzo. Si tuviera que describirla, la película es una especie de mezcla entre la intriga periodística de All the President's Men y el misterio inquietante de la versión original de La dimensión desconocida. Creo que logran equilibrar bastante bien los aspectos más realistas de la historia con los elementos sobrenaturales. Tiene un estilo muy particular y bien desarrollado, será interesante ver que hace Ponce en el futuro, me alegra mucho que se esté realizando más cine de terror en la Argentina.


Piola dirigida por Luis Alejandro Pérez (Chile)

Un aspecto muy lindo del festival es la posibilidad de acceder a películas independientes de otros países o regiones que tal vez no estamos tan acostumbrados a ver; en mi caso, las únicas películas chilenas que había visto anteriormente eran algunas de Pablo Larraín, pero nada más allá de eso. En Piola, de Luis Alejandro Pérez, vamos conociendo dos historias que, en un principio, no parecen tener mucho en común, pero que luego se irán conectando. Por un lado, están Martín (Max Salgado) y Charly (René Miranda), dos amigos apasionados por el rap que pasan su tiempo creando su propia música y, por el otro, Sol (Ignacia Uribe), una adolescente cuyo mundo parece colapsar cuando se pierde su perra.

La película no es perfecta, tal vez me hubiera gustado que profundizara en ciertos temas, como la situación sociopolítica o inclusive las vidas de los protagonistas. Sin embargo, en términos generales, la disfruté bastante. Me pareció genial el hecho de que Charly y Martín se refugiaran en la música para escaparse un poco de la realidad y sus problemas familiares, ya que pienso que el arte siempre es la mejor forma a través de la cual expresarse y canalizar energías. El personaje de Sol me gustó mucho, Ignacia Uribe es realmente carismática y hace que sea fácil sentirse identificada con las cosas que le ocurren. En fin, Piola captura muy bien la sensación de ser adolescente, de explorar la identidad de uno ante un futuro incierto, de tratar de descifrarse a uno mismo y la realidad que lo rodea, aunque a veces todo parece caerse a pedazos.


Un crimen común dirigida por Francisco Márquez

Un crimen común es de esas películas que en la superficie parecen silenciosas, de pequeña escala, pero que cuando indagamos con mayor profundidad nos damos cuenta de que en sus sutilezas esconde mucho más de lo que se ve a primera vista. La protagonista de la película es Cecilia (Elisa Carricajo), madre y profesora universitaria, que entra en una crisis tras el asesinato del hijo de Nebe, su empleada doméstica (Mecha Martínez), por parte de la policía, acumulando la culpa de saber que podría haberlo ayudado. Márquez explora la mente de Cecilia, en ese sentido es una película muy intimista, a pesar de que el trasfondo obviamente va más allá de su situación personal.

Un crimen común lamentablemente refleja una realidad que ya es moneda corriente en Argentina, probablemente el caso de Luciano Arruga siendo el más emblemático, de cómo la policía se aprovecha de chicos jóvenes y humildes, acosándolos, pretendiendo que roben para ellos, persiguiéndolos y, finalmente, matándolos como si no valieran nada. En este caso, Francisco Márquez decidió adoptar la perspectiva no de dichos chicos, sino de una persona que lo ve desde afuera, una persona de clase media como lo es Cecilia, y muestra cómo la diferencia de clase en ocasiones puede resultar hasta mortal, determinando quién vive y quién muere. De todos modos, el director no busca condenar a la protagonista, porque la problemática no es individual, no afecta a una sola persona, sino que es colectiva y nos atraviesa a todos como sociedad. El título es una especie de oxímoron, porque ningún crimen debería llegar al punto de convertirse en algo común, en algo normal que pasa todos los días, pero al mismo tiempo eso es lo que termina ocurriendo. El asesinato de Kevin en la película, en la vida real sería simplemente uno más del montón para las audiencias televisivas.


El viaje (1992) dirigida por 
Fernando "Pino" Solanas

Esta película la dejé para el final porque, a diferencia del resto, no es un estreno y no formaba parte de la competencia. El viaje fue escogida como parte de la sección de Homenajes, dedicada a la obra de artistas que han fallecido durante el año, como ocurrió con Fernando Pino Solanas, un cineasta, político y activista argentino que tristemente falleció a causa de COVID hace poco. Solanas comenzó su carrera como director con documentales de temática revolucionara y sociopolítica a fines de los 60s, fundando el grupo Cine Liberación. Luego se convirtió en una figura importante dentro de la política argentina, expresándose desde hace décadas en contra de la contaminación y la explotación del medio ambiente. Personalmente, nunca olvidaré el apoyo que nos dio cuando, siendo senador en el 2018, votó a favor del proyecto de ley para el aborto legal, seguro y gratuito, y dio un gran discurso que se hizo viral en su momento, con mucha gente joven que tuiteaba cosas como "quiero que seas mi abuelo".

El festival puso a disposición del público cuatro películas dirigidas por Solanas, de las cuales elegí El viaje, la historia de un adolescente llamado Martín Nada, que vive en Tierra del Fuego (o "el culo del mundo", como le dice él) y decide emprender un viaje por Latinoamérica en busca de su padre, a quien no ve desde su infancia. Ya conocía un par de sus documentales, pero esta fue mi primera experiencia con su trabajo de ficción y debo decir que me sorprendió gratamente, me pareció una película preciosa, visualmente increíble, con paisajes hermosos e impactantes, una actuación sumamente carismática de Walter Quiroz y también una buena dosis de sátira política. El viaje tiene mucho encanto y hasta cierta inocencia entrañable que captura la juventud de su protagonista, la incertidumbre del viaje y la posibilidad de aventura. Finalmente, el camino recorrido por Martín no se trata realmente sobre encontrar a su padre, sino encontrarse a sí mismo. La recomiendo muchísimo.

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