Mis 20 lecturas favoritas del 2020

En este año tan extraño y difícil, los libros me acompañaron muchísimo e hicieron que el mundo fuera un lugar un poco más tolerable. Durante el 2020 y hasta ahora, leí 65 libros, por lo cual me resultó bastante complicado escoger sólo 20, pero a continuación les dejo mi selección. La mayoría de estos libros ya fueron reseñados en el blog, así que también les comparto los links a sus respectivas publicaciones.

1. Frankenstein por Mary Wollstonecraft Shelley (1818)

Mi mejor lectura del año fue sin duda alguna este clásico, en el que la belleza poética de la prosa logra un equilibrio perfecto con la melancolía de la historia, que descubre la fealdad y el peligro que existe en los peores rasgos de la humanidad. Mary Wollstonecraft Shelley, a sus dieciocho años, escribió un mensaje dirigido a dicha humanidad, como una especie de advertencia de lo que puede ocurrir cuando caemos en la vanidad, en la ambición excesiva o mal direccionada, en los prejuicios y la violencia, en el abandono. Pero lejos de ser una densa moraleja, una de las virtudes de esta obra es que logra transmitir dicho mensaje como un caballo de Troya, oculto en una historia increíble que dio inicio al género de la ciencia ficción y avanzó con el gótico. La sensibilidad y empatía que llenan las páginas son tremendas, más de una vez estuve a punto de llorar, por ejemplo, durante los capítulos en los que la criatura relata sus experiencias; sólo basta con leer Frankenstein para reconocer el gran corazón y espíritu que Mary Shelley poseía, creando personajes imperfectos y complejos con una enorme compasión que realmente conmueve. De hecho, en distintos momentos me sentí identificada tanto con Victor, como con la criatura y hasta con Walton, porque parte de la magia es que acá no hay héroes y villanos, malos y buenos, sino que Shelley va más allá y no juega a lo seguro.

Esta novela, publicada en 1818, es más moderna, más original y emotiva que una gran parte de lo que se publica hoy en día. Es, sin duda alguna, uno de los mejores libros de la historia, porque fue creado por una adolescente en una época en la que se creía que las mujeres no podían ni merecían publicar libros; porque es el trabajo innovador de una mente brillante y sensible; porque es entretenido y devastador a la vez. Porque tiene un mensaje que sigue siendo relevante hasta el día de hoy, y que nunca dejará de serlo.


2. Beloved por Toni Morrison (1987)

Esta novela nació de una incógnita: ¿qué significa ser libre? ¿Qué significa ser libre para una mujer? ¿Qué significa ser libre para una mujer negra? Toni Morrison se inspiró en la historia real de Margaret Garner, una mujer esclavizada que se escapó hacia el norte, a un estado abolicionista, con sus hijos, pero fue encontrada y capturada por sus esclavizadores. Antes de que pudieran llevársela, Margaret asesinó a sus hijos para evitarles un futuro como la propiedad de alguien, un futuro de trabajo forzado, cadenas y látigos. En el prólogo de Beloved, Morrison escribe: “Margaret Garner tenía el intelecto, la ferocidad y la capacidad de arriesgarlo todo por lo que era para ella la necesidad de libertad”, y luego agrega, “la figura histórica de Margaret Garner es fascinante, pero, para una novelista, confinante. Entonces yo inventaría sus pensamientos, hurgaría en ellos para encontrar un subtexto que fuera históricamente verdadero en esencia, pero no estrictamente basado en hechos, para así poder relacionar su historia con problemáticas contemporáneas”.

En la novela Margaret pasa a ser Sethe, una mujer que escapa y que cuando ve el peligro a la vuelta de la esquina, decide adueñarse del futuro de su hija, para que ellos no puedan volver a hacerlo. Estas mujeres esclavizadas, como Sethe, no podían decidir sobre el futuro de sus hijos, a dónde irían o que harían, a veces ni siquiera podían elegir sus nombres; se les negó la posibilidad de cumplir su rol de madres. Toni Morrison entendía que para tratar el tema de la esclavitud, no podía escribir un libro en el cual la trama fuera la esclavitud misma, en en cual el centro fuera la institución de la esclavitud y no las personas que vivieron (o mejor dicho, sobrevivieron) dentro de ella. Por eso Beloved no es una novela sobre la esclavitud, Beloved es una novela sobre personas que fueron esclavizadas y ahora deben seguir adelante, sobre sus vidas, sus pensamientos, sus experiencias. Como señala Morrison: “es como poner la autoridad de vuelta en las manos de los esclavos en lugar de los esclavizadores". Beloved es amor, maternidad, dolor, memoria. Es libertad.


3. Station Eleven por Emily St. John Mandel (2014)

Station Eleven (Estación Once) es una novela de ciencia ficción escrita por la autora canadiense Emily St. John Mandel. En términos generales, el libro toma dos líneas temporales: por un lado, el momento en el que se desata una pandemia brutal que acaba con el 99% de la población mundial y, por otro, la realidad de los sobrevivientes veinte años después del colapso de la civilización tal cual como la conocían. La novela fue publicada hace seis años, pero por razones obvias ha vuelto a ser bastante popular en lo que va del 2020. Cuando empecé a ver que la recomendaban en internet, algo que me llamó la atención fue el hecho de que los protagonistas fueran actores y músicos que viajaban por pueblitos post-apocalípticos montando obras de Shakespeare y tocando música clásica; no sé, me pareció una idea original y además me encantan las historias en las que hay artistas.

Si bien el contexto en el que transcurre Station Eleven es el de una pandemia y sus consecuencias, no diría que el libro trata solamente sobre eso, sino más bien sobre los vínculos humanos que se van desarrollando a partir de las circunstancias. Se trata sobre la muerte, el duelo y, por ende, la vida. Es una historia realmente profunda que toca temas universales con los que todos podemos sentirnos identificados o al menos llegar a comprender. Mandel pone el foco en los personajes, en el factor humano: "el infierno es la ausencia de las personas que quieres", escribe la autora. Otra frase importante dentro de la historia es "sobrevivir no es suficiente", que la autora tomó prestada de la serie Star Trek: Voyager y aquí utiliza como lema para los artistas que protagonizan esta historia. ¿Qué significa esto? Que no alcanza con que nuestro único propósito sea sobrevivir, ni siquiera para estos personajes en circunstancias extremas, sino que otras cosas también son fundamentales, como el arte, la música, los libros, poder disfrutar a pesar de todo. Inclusive en un mundo que ha sido destrozado es necesario que aquellos músicos y actores se mantengan juntos y sigan compartiendo su arte con los demás, haciendo a los espectadores reír, llorar, bailar... en fin, sentir. Es este sentir y estas cosas, a veces aparentemente pequeñas, lo que nos recuerda que somos humanos, aún en las peores condiciones.

3. Salvage the Bones por Jesmyn Ward (2011)

Salvage the Bones, o Quedan los Huesos en su traducción al español, es una novela sobre la pérdida: desde la pérdida de una madre hasta la pérdida de una casa durante un huracán. Pero también se trata de crecer a pesar de lo que se pierde y florecer entre los vidrios rotos y la basura; se trata de aprender a amar y a amarnos más allá del dolor. En el centro de esta historia se encuentra la familia Batiste, o al menos lo que queda de ella: Claude y sus cuatro hijos, SkeetRandallEsch Junior; Esch es la narradora del libro, una adolescente de quince años que se entera de que está embarazada. La familia vive en la costa de Mississippi, en un barrio empobrecido al que Esch se refiere como “el corazón negro” de la zona, y la novela se va desarrollando durante doce días, diez de ellos previos a la llegada del infame huracán Katrina.

La autora Jesmyn Ward es oriunda de Mississippi y de hecho sobrevivió el huracán Katrina con su familia en 2005, lo cual le brinda un fuerte sentido de realismo a la novela, una autenticidad especial. De manera similar a una de mis escritoras favoritas, Toni Morrison, Jesmyn Ward utiliza un lenguaje bello y por momentos poético para describir una realidad dura, encontrando formas cautivantes de relatar una sangrienta pelea de perros o el dolor del primer desamor. Es un libro extremadamente sensorial, visceral, cuyas descripciones detalladas nos permiten realmente visualizar los lugares, oler los aromas y sentir el calor pegajoso del pantano sureño en nuestra piel. La autora logra hipnotizar al lector con una mezcla de drama adolescente, elegía familiar, las consecuencias de la crisis climática y el espíritu de tragedia de la mitología griega.


5. Los sorrentinos por Virginia Higa (2018)

Los sorrentinos se presenta en un principio como una novela ligera y pintoresca que promete entretener. Sin embargo, a través de las anécdotas, de lo cotidiano y de un lenguaje simple pero preciso, Virginia Higa logra construir una historia hermosa sobre la familia Vespolini, que en lo personal me conmovió hasta las lágrimas. Me encariñé con el Chiche, con los paisajes de Mar del Plata y los recuerdos de Sorrento, y antes de que me diera cuenta ya había llegado al final.

Los sorrentinos es la crónica de una vida. Y en su núcleo temático se encuentra la familia, que en este caso es la de los Vespolini, pero que también podría ser la tuya o la de un amigo. Los Vespolini tienen una trattoria en la ciudad de Mar del Plata, uno de los destinos vacacionales más populares de la Argentina, y a lo largo de menos de doscientas páginas vamos conociendo la historia de esta familia, los creadores de los sorrentinos: un tipo de pasta riquísimo relleno de jamón y queso. El equilibrio constante entre comedia y melancolía es espectacular, realmente me hizo transitar todas las emociones posibles; a veces soltaba carcajadas, en otros momentos me indignaba con algún personaje, después sentía ternura y hasta terminaba suspirando con tristeza. Lograr generar semejante montaña rusa emocional en el lector es algo sumamente complejo y la marca inconfundible de un buen libro. 

6. El diablo a todas horas de Donald Ray Pollock (2011)

Si tuviera que clasificar esta novela en pocas palabras, diría que es una mezcla de drama familiar, suspenso y crimen, con una dosis bastante alta de violencia. El diablo a todas horas es la primera novela publicada por Donald Ray Pollock tras décadas de trabajar en una papelera en su Ohio natal. Pollock se anotó en un programa universitario a los cincuenta años y luego comenzó a publicar paulatinamente su trabajo, primero en revistas literarias y eventualmente por editoriales. Se nota, al menos en este libro, una fuerte pasión por la escritura, un deseo por contar y compartir historias; todo se siente extremadamente personal para el autor, como si sus personajes realmente formaran parte de sus experiencias de vida.

En términos generales, esta novela narra las historias de distintos personajes vinculados por lazos familiares y actos violentos que vamos descubriendo, vidas cruzadas por la muerte en un Estados Unidos rural y humilde de mitad de siglo XX. Algunos de los temas centrales son la religión, la lucha constante entre el "Bien" y el "Mal", y cómo ciertos hechos traumáticos pueden marcar nuestras vidas y decisiones. A pesar de abordar temáticas con tanto peso, Pollock logra construir un libro que es todo menos pesado, sino más bien atrapante, brutal e inolvidable.

7. The Bluest Eye por Toni Morrison (1970)

Esta novela es la más dura de todas las que leí, por lo tanto, también resulta complejo escribir sobre ella. The Bluest Eye fue el debut que le dio inicio a la carrera de Toni Morrison, quien decidió escribirlo porque hasta ese entonces no existían libros que estuvieran protagonizados por niñas negras que fueran tomadas en serio, no como personajes cómicos o secundarios. La protagonista de esta historia es Pecola, una niña que a diario sufre todo tipo de violencia: racismo, colorismo, abuso sexual y verbal, por parte de desconocidos, compañeros del colegio y hasta de sus propios padres. A causa de su sufrimiento, Pecola desea tener ojos azules, los ojos más azules de todos, ya que cree que eso solucionará todos sus problemas y hará que los demás la traten mejor.

Morrison nos rompe el corazón con esta novela, pero al mismo tiempo considero que es un libro necesario, doloroso sí, pero que retrata situaciones que lamentablemente suceden todo el tiempo en todas partes del mundo. Los niños, sobre todo aquellos que pertenecen a las comunidades más violentadas y perseguidas, son los más vulnerables ante lo que sucede a su alrededor, por eso lo que la autora hace es explorar las agresiones sociales, culturales y domésticas que podrían causar que un niño literalmente se caiga a pedazos, pero sin ser cómplice en la demonización y deshumanización que ejercen el racismo y el odio más puros. En fin, novela súper recomendada de mi parte, pero tengan en cuenta que el contenido es bastante fuerte y desgarrador. De todos modos, la obra de Toni Morrison siempre vale la pena, aunque duela.


8. Pelea de gallos por María Fernanda Ampuero (2018)

Con el propósito de darles una idea a aquellos que no la hayan leído aún, me pareció que los cuentos de la ecuatoriana Ampuero son una mezcla entre Lucía Berlin y Mariana Enríquez: una realidad cruda de familias fragmentadas y cuerpos destrozados, que presenta al hogar como un espacio de violencia y pérdida de la inocencia. A lo largo de trece relatos, la autora explora con una mirada crítica problemáticas sociales como el machismo, la violencia de género, la desigualdad, el racismo y demás aspectos de la cultura ecuatoriana y de la latinoamericana en general. Los espacios creados por Ampuero están habitados por niños solitarios, madres perdidas, hombres violentos y fantasmas.

Pelea de gallos es una colección de cuentos despiadada, que se mete de lleno en la crueldad cotidiana y no teme ensuciarse. Definitivamente no es un libro para lectores delicados o sensibles, a menos que estén buscando algo que los impresione y los arranque de la comodidad a cachetadas. Mis relatos preferidos son MonstruosLutoSubasta y Coro. Los dos primeros tienen como protagonistas a dos pares de hermanas que, de diversas maneras, son violentadas por sus padres y sus hermanos; Subasta está narrado con el ritmo de un thriller, genera un suspenso y una tensión tremendos; por último, Coro deja en evidencia la hipocresía y la violencia de la clase alta, con un final que da escalofríos. Sí hubo un par de cuentos que no me gustaron, pero en términos generales es una colección que funciona muy bien como un todo y que, en mi opinión, definitivamente vale la pena leer. Aunque sea para horrorizarnos un poco y recordar que, a veces, hay que tenerle más miedo a los vivos que a los muertos.


9. Siempre hemos vivido en el castillo por Shirley Jackson (1962)

Siempre hemos vivido en el castillo es una novela que relata la historia de dos hermanas, Mary Katherine (o Merricat) y Constance Blackwood, sobrevivientes de un envenenamiento que terminó con la vida de casi toda su familia, exceptuando a su tío Julian. Está narrada por la menor, Merricat, una adolescente que construye escondites con ramas y hojas, que desearía ser una mujer lobo, y que adora incondicionalmente a su hermana. Si bien en manos de un escritor menos capaz la historia podría resultar aburrida, Shirley Jackson nos presenta a una narradora perfecta y para nada confiable, que realmente hace que la novela se destaque más allá de su trama, y cautive al lector hasta el punto de no querer dejar de leer. Creo que lo más importante en este caso, no son los hechos en si, sino la atmósfera y las sensaciones que la autora logra crear y generar en el lector. El ritmo me pareció magistral, dejando entrever lentamente pistas y recuerdos fragmentados que nos van guiando como miguitas de pan hacia la revelación final, que no es realmente una confesión, sino más bien un entendimiento entre hermanas.

El vínculo entre ambas es intenso sin dejar de ser creíble, un amor que no tiene límites, cuya lealtad no se quiebra ni ante un acto atroz. Llega un punto en el que uno no sabe si sentirse conmovido o perturbado. Me encantó que Shirley Jackson se animara a jugar con la perversidad y a hacer que su narradora fuera controversial, no necesariamente agradable, con pensamientos como: "Deseé que todos estuvieran muertos y poder caminar sobre sus cuerpos". Se podría decir que la novela es una especie de cuento de hadas trastornado, deformado por el arsénico y chamuscado por las llamas ardientes. Jackson famosamente utilizaba sus obras para criticar a la sociedad capitalista y patriarcal de los 50s y 60s, crítica que se encuentra sumamente presente en esta novela, siempre con un toque de humor perverso y afilado que se mezcla con el terror.


10. La edad de la inocencia por Edith Wharton (1920)

Esta es una novela sobre palabras no dichas y oportunidades perdidas, sobre el peso de la tradición y las costumbres de una época pasada. Los personajes de La edad de la inocencia pertenecen a la clase alta neoyorquina de fines del siglo XIX, un círculo de personas que “le temen más al escándalo que a las enfermedades”, que guardan silencio, sonríen y luego se defenestran entre sí a escondidas. Como lo describe Wharton, viven en una especie de mundo jeroglífico dentro del cual lo real jamás es dicho, hecho o ni siquiera pensado. Es una sociedad sostenida por las apariencias, en la cual la violencia se esconde detrás de una fachada amable y civilizada.

La historia comienza con el anuncio del casamiento entre Newland Archer, el protagonista, y May Welland, ambos criados dentro de la burbuja de la alta sociedad y provenientes de familias respetadas. Cuando la prima de May, Ellen Olenska, vuelve a Nueva York después de vivir durante años en Europa, Newland comienza a tener dudas sobre su matrimonio y su lugar en el mundo. Ellen es una mujer diferente, recientemente separada de su marido y moldeada no por las estrictas reglas de la gran metropolis norteamericana, sino por la cultura europea más bohemia. Su llegada es percibida por la mayoría como un escándalo disruptivo, como si se tomara una imagen en blanco y negro y se introdujera en ella una figura luminosa, colorida. Newland no tarda en sentirse atraído por Ellen, quien despierta en él una gran curiosidad, la sensación de que existe un mundo lleno de vida más allá de los horizontes de Nueva York. Ella provoca en Newland una necesidad de replantearse sus valores previamente establecidos, las convicciones que le fueron inculcadas hasta el cansancio por su familia; despierta en él una pasión nueva, distinta, que amenaza con opacar todo lo demás.


11. ¿Quién se hará cargo del hospital de ranas? por Lorrie Moore (2004)

Berie es una mujer cuarentona atrapada en un matrimonio infiel, sin hijos y gastado por el paso del tiempo. Durante una estadía en París acompañando a su marido, Berie se hunde en recuerdos del verano de 1972, su adolescencia, especialmente los momentos compartidos con su mejor amiga de ese entonces, Sils. A grandes rasgos, se podría decir que esa es la trama de ¿Quién se hará cargo del hospital de ranas?, aunque la palabra "trama" no me parece la más indicada en este caso. Es más bien un torrente de nostalgia, de anhelos por volver el tiempo atrás, de arrepentimientos; un rejunte de recuerdos que van y vienen. La novela se siente como un proceso de duelo por la inocencia perdida, por un período de tiempo que ya se terminó y que sólo podemos ver a través de un espejo retrovisor.

Lorrie Moore, autora mejor conocida por sus colecciones de relatos, cuenta una historia simple sobre una de las etapas más documentadas en la literatura: la adolescencia. Sin embargo, el truco de magia está en el lenguaje, bellísimo, que por momentos difumina las líneas entre una realidad cruda y un mundo de princesas. Este toque especial hace que la historia se destaque, con un estilo propio que a mí personalmente me cautivó desde las primeras páginas. Una prosa poética y pegajosa como la humedad del verano en el pueblo ficticio de Horsehearts. Es ese tipo de literatura que mediante sus descripciones logra transportarte a lugares desconocidos que sólo existen en las páginas.

12. Las cosas que perdimos en el fuego por Mariana Enríquez (2016)

Diría que, hoy en día, Enríquez es la autora más representativa de la literatura de género argentina, específicamente del terror. En sus cuentos y novelas, mezcla un realismo social crudo con elementos sobrenaturales y fantásticos, en muchas ocasioneas inspirada en el terror más clásico del gótico inglés y de Stephen King. Anteriormente, publiqué en el blog un texto sobre cómo Enríquez utiliza el género como método para abordar problemáticas sociales y temas tabú sin tapujos ni corrección política; dos ejemplos claros de esto son Las cosas que perdimos en el fuego y Bajo el agua negra, relatos que forman parte de esta colección de cuentos. En ambos, la autora toma problemas como la violencia de género, la desigualdad de clase, la contaminación y la violencia institucional (abuso policial), y va construyendo a través de ellos narrativas perturbadoras casi imposibles de olvidar.

Mariana Enríquez nos coloca en escenarios en los que tenemos que afrontar las consecuencias de los actos que, como sociedad, llevamos a cabo a diario. Ella nos invita a mirarnos al espejo y, luego, a echarle un vistazo a lo que nos espera detrás de nuestro reflejo, en las profundidades de los ríos venenosos y en las cicatrices de pieles quemadas y golpeadas; las aguas y las llamas que algún día nos engullirán. Nuestro propio apocalípsis. Otros de mis cuentos favoritos de Las cosas que perdimos en el fuego son: El patio del vecino, Pablito clavó un clavito, La casa de Adela y El chico sucio.



13. Mi año de descanso y relajación por Ottessa Moshfegh (2018)

¿Alguna vez se te pasó por la cabeza lo lindo que sería irte a dormir y que tus problemas se resolvieran por arte de magia, literalmente en un abrir y cerrar de ojos? Bueno, Mi año de descanso y relajación (My Year of Rest and Relaxation) lleva esa fantasía a un extremo absurdo. A grandes rasgos, esta es la historia de una mujer de veinticuatro años, sin nombre y con dinero, que decide dormir durante un año, auxiliada por una cantidad ridículamente exorbitante de pastillas y con la esperanza de renacer como una persona nueva, sin pasado. Es una novela rara. No termina de quedar del todo claro qué es, sobre qué trata: ¿Es una sátira? ¿Es literalmente sobre hibernación humana? ¿Adicción? ¿Amistad? ¿Salud mental? Es como si se tratara de todo y de nada a la vez, habitando un estado confuso entre la realidad y la profundidad infinita de los sueños, como su personaje. 

Con el humor irónico e irreverente que la caracteriza, la autora estadounidense Ottessa Moshfegh se mete de lleno en el ambiente superficial de la clase alta de Nueva York, poblando la ciudad con personajes vanidosos y egocéntricos con los que resulta bastante difícil simpatizar. Moshfegh se aleja de lo políticamente correcto y no teme que sus personajes puedan ser vistos como desagradables, descartando completamente las distinciones entre lo que es considerado "bueno" o "malo". Acá no hay héroes ni villanos. Moshfegh logra hipnotizar al lector, uno no quiere dejar de leer, de mirar, esperando el desastre inminente, como si estuviéramos presenciando un accidente de tránsito. Al transformarnos en testigos del delirio de la protagonista se genera cierto morbo, una curiosidad incómoda, un placer culposo que hace que queramos dar vuelta cada página.


14. Nunca me abandones por Kazuo Ishiguro (2005)

Nunca me abandones, escrita por Kazuo Ishiguro, el ganador del Nobel de literatura en el 2017, es de esos libros sobre los cuales es complicado hablar sin entrar en el temido territorio de los spoilers. Se trata de una novela que poco a poco va cambiando de piel, dejando atrás capas, a medida que revela sus secretos más profundos. Es un híbrido que toma, por un lado, aspectos de un drama convencional, una historia de transición partiendo de la infancia hasta la adultez, y, por otro, toma elementos de una ciencia ficción con tintes filosóficos. Múltiples autores a lo largo de la historia han escrito obras que, de algún modo u otro, exploran la muerte, pero Ishiguro lo hace de una manera original, sutil e innovadora, que deja al lector pensando.

Ishiguro no nos explica cómo funcionan las cosas desde el principio, sino que nos va dando pistas que parecen no tener sentido, pero luego van develando de a poco la historia y cuando llegamos a los últimos capítulos, podemos terminar de armar el enorme rompecabezas, lleno de pequeñísimas piezas, como los animales de Tommy: en un comienzo, de cerca, no parece tener mucho sentido, pero una vez que tenemos todas las partes y lo contemplamos a la distancia, forma una imagen cautivante, melancólica. Finalmente, se llega a la conclusión de lo inevitable, de que el tiempo no frenará, de que el mundo seguirá girando, sin aplazamientos ni pausas para nadie. Es una novela llena de nostalgia, de recuerdos, cuyo alma es la amistad entre los tres protagonistas y su capacidad de sentir.


15. Once tipos de soledad por Richard Yates (1962)

A lo largo de los últimos diez años, el escritor estadounidense Richard Yates ha recibido mayor reconocimiento que durante sus 66 años de vida, antes de fallecer en 1992. Hoy en día, se habla mucho sobre su talento, sí, pero también se suele hacer un tremendo -y ya algo repetitivo- hincapié en lo "deprimentes" que son sus historias y en la desolación existencial de sus personajes. Es cierto que en esta colección de once cuentos publicada en 1962, abundan la tristeza, la desilusión y, como bien lo indica su título, una soledad en ocasiones aplastante, que traspasa las páginas. Sin embargo, cuando llegué al punto final del último relato, con los ojos llorosos, me di cuenta de algo: lo que realmente definió a esta lectura en mi caso no fue lo deprimente, sino la profunda sensibilidad y el gran corazón que Yates expresa a través de sus palabras. Y no me refiero a un sentimentalismo barato y melodramático, en lo absoluto, sino más bien a una verdadera sensibilidad artística a la hora de comprender y capturar la experiencia humana con total franqueza, sin esquivar circunstancias incómodas o dolorosas. Creo que lo que evita que las historias de Yates resulten completamente desoladoras es esa compasión que el autor demuestra hacia sus personajes, y hacia el ser humano en general.

Lo que Yates hace es tomar pequeñas escenas, momentos cotidianos que no parecen cargar con mucha importancia que digamos y transformarlos en relatos llenos de emoción, confiriéndoles un significado que antes no parecía estar ahí. Lo más admirable es que para conmover al lector, no utiliza un lenguaje adornado ni poético, al contrario, su estilo es bastante austero, se sirve de lo justo y necesario. Estas escenas que va construyendo tienen como protagonistas a matrimonios que no funcionan, a vidas que parecen ir en dirección a ninguna parte, personajes melancólicos sumidos en  sus frustraciones. Se trata de las decepciones del día a día, de las presiones y ansiedades urbanas del mundo moderno, de la soledad que surge a partir del rechazo y los intentos fallidos. Son cuentos sobre la falta de conexión, falta de conexión entre parejas, familias, amigos, entre el sujeto y la sociedad a la que se supone que pertenece.


16. El adversario por Emmanuel Carrere (2000)

"La mañana del sábado 9 de enero de 1993, mientras Jean-Claude Romand mataba a su mujer y a sus hijos, yo asistía con los míos a una reunión pedagógica en la escuela de Gabriel, nuestro hijo primogénito. Luego fuimos a comer con mis padres, y Romand a casa de los suyos, a los que mató después de la comida”. Con esas palabras, que te atrapan desde el primer segundo, Emmanuel Carrère le da comienzo a su libro El Adversario, en el cual se propone contar la historia de un tal Jean-Claude Romand. ¿Qué pasaría si una persona, en lugar de afrontar su vida, su identidad, su depresión, mintiera sin parar con el fin de escaparse de todo aquello?

Durante dieciocho años, Romand engañó y estafó a su propia familia, creándose una identidad falsa que le sirviera de escondite: el doctor Romand, investigador de la Organización Mundial de la Salud, eminencia de la medicina. Hasta que, un día, asesinó a sangre fría a su esposa, a sus dos hijos y a sus padres, prendiendo fuego su casa como acto final. Ahí se terminó todo, la fachada social finalmente se vino abajo y Romand quedó expuesto a su mayor temor, un miedo absurdamente profundo a ser descubierto, a la vergüenza, a quedar desnudo frente a los demás. Tanto tiempo había vivido su propia mentira, que debajo de la máscara, simplemente ya no existía un auténtico Romand. Carrère recorre la vida de Romand, desde su infancia de mentiras piadosas, pasando por su farsa universitaria, su juego de escondidas con la depresión y las estafas patéticas que utilizaba como sostén económico, hasta las circunstancias que conformaron el preludio de sus crímenes. Esta investigación mezcla datos precisos y anécdotas sobre el asesino, con reflexiones del autor, quien se muestra presente durante toda la crónica, expresando sus propios sentimientos y preocupaciones sobre el caso, dialogando con el lector. El escritor intenta ponerse en el lugar de Romand, tratando de imaginar cómo un hombre llega a semejante extremo, cómo se va construyendo una vida que parece estar acabada desde el principio, marcada por una pulsión de muerte.



17. La Chaco por Juan Solá (2016)

Juan Solá es un autor argentino de la provincia de Entre Ríos, que escribe ficción con mucho realismo, compromiso social y empatía. En sus escritos, Solá explora temáticas como la pobreza, el clasismo, la discriminación y la diversidad de género, siempre con un nivel de sensibilidad altísimo que encara de frente lo que muchos no quieren ni mirar. La Chaco es una novela corta ambientada a principios de los 2000, que tiene como protagonistas a un grupo de mujeres trans, entre ellas Ximena, alias "La Chaco", quien funciona como el centro que las une a todas entre sí. La novela está dividida en tres secciones: Gusano, Crisálida y Mariposa; en cada una, se van mezclando fragmentos que viajan entre pasado y presente, tejiendo la trama de las vidas de estas mujeres.

Solá cuenta que La Chaco está apoyada en las historias de muchas personas trans que fue conociendo a lo largo de sus años de militancia dentro de la comunidad LGBTQ+, y que quiso dejar plasmadas esas experiencias porque hacen falta más protagonistas trans en la literatura. Se nota que el autor creó a estos personajes con todo el amor y respeto del mundo, reconociendo su privilegio como hombre cis y justamente por eso basándose en historias y voces por fuera de la propia. Si bien el libro no llega a las doscientas páginas, es muy profundo y toca un montón de problemáticas, desde la violencia física hasta la violencia simbólica, la imposibilidad de tener documentos con su identidad de género correspondiente y el maltrato familiar que las aleja de hogares que nunca fueron hogares, todo narrado con un lenguaje poético que intenta curar las heridas como alcohol ardiente. Duele pero es necesario. Su mezcla de lenguaje coloquial con poesía me encantó y la forma en la que inyecta belleza en los rincones más oscuros me recordó a algunos de mis escritores favoritos.



18. Las chicas por Emma Cline (2016)

Desde un principio, esta novela recibió atención por su asociación con la figura de Charles Manson, aunque la trama va mucho más allá de eso, sin enfocarse enteramente en Manson, ni siquiera llegando a utilizar su nombre, sino más bien usando como inspiración parte de los hechos reales. La historia es así: California, 1969, Evie Boyd tiene catorce años y está tratando de afrontar los conflictos que traen la adolescencia y el divorcio de sus padres; en busca de algo diferente que la haga sentir viva, termina vinculándose con un grupo de chicas que pertenecen a una secta hippie liderada por Russell, un profeta chanta al estilo Manson. El libro explora los sentimientos y las experiencias de Evie, ahora una cuarentona que recuerda su pasado con una mezcla de nostalgia color de rosa y el escalofrío de lo perturbador.

En mi opinión, el aspecto más original de la obra de Cline es el hecho de que la atracción y fascinación que Evie siente no son por el líder carismático de la secta, sino por Suzanne, una de las chicas que la conforman. La protagonista cae bajo una especie de hechizo, un trance de amor maniático, dispuesta a mirar para el costado con tal de conseguir el afecto de Suzanne. Evie no se queda porque genuinamente cree en las palabras de Russell, sino por Suzanne, y también porque le gusta sentirse parte de una comunidad, de un "nosotros". Las Chicas es un libro repleto de descripciones, con un estilo más bien introspectivo y un ritmo lento, lánguido, que se toma su tiempo. Lo que importa no es tanto el acto final, el punto de llegada ya bastante previsible desde el principio, sino lo que lleva a los personajes hasta ese punto. No es una novela sensacionalista, a pesar de los hechos que la inspiraron, y se ocupa más que nada de explorar la vida interior de estas adolescentes.



19. Catch and Kill por Ronan Farrow (2019)

Catch and Kill es el resultado de dos años de investigación periodística, de entrevistas con más de doscientas personas, y de una detallada recopilación de emails, textos y audios, todo chequeado por el equipo de la revista New Yorker. El periodista detrás de semejante trabajo es Ronan Farrow, ganador del premio Pulitzer por Servicio Público. Lo que comenzó como un simple segmento sobre Hollywood para la cadena televisiva NBC, terminó convirtiéndose en una de las investigaciones más importantes sobre los abusos sistemáticos y subsecuentes encubrimientos que se producen dentro de la industria del espectáculo y del mundo de los grandes medios.

Para quienes no conocen la historia, Harvey Weinstein es un productor de cine que fundó junto a su hermano la distribuidora Miramax y durante los noventa se convirtió en uno de los productores más exitosos de Hollywood. A lo largo de las décadas, rumores sobre sus actitudes violentas y abusivas se fueron haciendo cada vez más fuertes, sobre todo en relación a sus interacciones con mujeres (actrices, asistentes, productoras), y si bien varios periodistas intentaron sin éxito escribir sobre esto en el pasado, se mantenía un silencio colectivo al respecto. Lo que Ronan Farrow fue descubriendo a lo largo de su investigación es que Weinstein no tenía encuentros espontáneos, sino que tenía un patrón de conducta, una forma sistemática a través de la cual se las arreglaba para abusar y violar a cientos de mujeres continuamente.

Al fin y al cabo, Catch and Kill no es sólo sobre lo qué pasó o cómo pasó, sino más bien sobre cómo se permitió y se logró que aquello continuara durante décadas con total impunidad. No se trata únicamente sobre los casos de las mujeres que se animaron a contar su verdad, sino también sobre los sistemas y redes que las silenciaron y que apañaron a Weinstein a lo largo de los años. Desde un punto de vista macro, este libro realmente tiene que ver con la importancia de la libertad de prensa como derecho de la sociedad a estar informada y como fundamento para el funcionamiento adecuado de la democracia. Ronan Farrow explora cómo los medios protegen a los poderosos y se vuelven cómplices en silenciar a quienes buscan dar testimonio, ya sean las víctimas en carne propia o los periodistas que intentan sacarlo a la luz.



20. Beach Read por Emily Henry (2020)

Durante el mes de diciembre, estuve buscando libros que me ayudaran a distraerme y escaparme por un rato de la realidad, por lo que decidí leer mis primeros romances contemporáneos. Antes de empezar, tenía un montón de prejuicios porque el romance es un género constantemente despreciado y visto como algo inferior que no tiene un verdadcero mérito literario, pero debo decir que me encontré con varios libros que me gustaron mucho; mi favorito fue Beach Read de Emily Henry. 

Si bien esta novela puede ser catalogada como un romance, creo que lo que tiene de interesante es que no se centra únicamente en eso, sino que también trata sobre el duelo y el crecimiento que atraviesa la protagonista. Cuando su padre muere repentinamente y una revelación parece destruir su modo de ver el mundo, January, escritora de novelas románticas, entra en crisis. Ni siquiera puede escribir. A partir de este escenario, Emily Henry va construyendo una historia de amor que involucra a otro escritor, que es un antiguo rival de January, y una historia sobre volver a encontrarse a uno mismo a pesar del dolor. Me gustaron mucho los personajes, me sentí identificada con partes de ambos: considero que tengo una personalidad más realista al estilo de Gus, pero no puedo negar que el maratón de películas de Meg Ryan que organiza January también es muy yo.

En fin, si les gustan los libros con: personajes que son escritores, romance, un poco de drama familiar, reflexiones existenciales y un verano a orillas del lago, Beach Read es una buena opción. No le tengan miedo o oasco a ningún género, ya que en todos ellos hay libros buenos y malos, libros que pueden llegar a sorprendernos tanto para mal como para bien.


MENCIONES HONORABLES:

Las Primas por Aurora Venturini

Cometierra por Dolores Reyes

Nosotros en la noche por Kent Haruf

Know My Name por Chanel Miller

Distancia de rescate por Samanta Schweblin



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