Purgatorio neoyorquino: The Panic In Needle Park



Hace varios días vi Rush, una película de los noventa sobre dos policías encubiertos que sucumben a la adicción mientras investigan a un traficante de heroína. La película no es mala, pero es bastante irregular, ya que cuenta con un par de escenas convincentes pero como producto final no logra tener el impacto suficiente como para ser realmente memorable. Aún así, aunque no la volvería a ver, me puse a pensar en la cantidad de películas que existen relacionadas al mundo de la drogadicción, desde la, en su momento, escandalosa The Man With The Golden Arm (1955) a la reconocida Requiem For A Dream (2000), entre otras con distintos niveles de éxito y popularidad. Tras pasar un par de horas en internet leyendo sobre el tema, recordando las que ya había visto y tomando nota de las que aún no, decidí buscar The Panic In Needle Park (1971).

The Panic In Needle Park fue dirigida por Jerry Schatzberg, un fotógrafo que capturó con su cámara a iconos fundamentales de la década del sesenta, tanto en Europa como en Estados Unidos. Shatzberg es nativo de Nueva York y su trabajo, tanto fotográfico como cinematográfico, se vio intensamente influenciado por el movimiento y las calles de la ciudad. Esta fue su segunda película. luego de Puzzle of a Downfall Child, y está basada en una novela epónima que adaptaron la escritora Joan Didion y su marido John Gregory Dunne. El "needle park" (parque de las agujas) hace referencia a una plazoleta en Nueva York llamada Sherman Square, que en los setenta funcionaba como el epicentro de adictos a la heroína, cuando la ciudad estaba en una bancarrota y caos total. A pesar de que el crimen reinara en las calles de Nueva York durante aquellos años y la ciudad pareciera más un escenario post-apocalíptico que una de las mayores capitales internacionales, fue una época y un ambiente que le dieron origen a algunas de mis películas y artistas favoritos. The Panic In Needle Park es una creación sumamente interesante y desgarradora de sus tiempos, un producto de dicho ambiente.

Los protagonistas son Bobby, interpretado por un Al Pacino jovensísimo, y Helen (Kitty Winn). Bobby vende y consume droga, corriendo de acá para allá, sin vivienda fija, sin un peso en el bolsillo y visitando la cárcel de vez en cuando. Helen es una chica de pueblo que llega a Nueva York con aspiraciones bohemias y talento para la pintura, aunque nunca vemos una de sus obras. Ambos se conocen repentinamente y comienzan una relación luego de que ella se somete a un aborto que la deja sangrando y con una sensación enfermiza. A lo largo del tiempo, Helen se va adentrando cada vez más en el mundo de su novio, rodeado de crimen, "amigos" que no parecen ni saber sus propios nombres y dominado por la adicción. El mundo de Bobby ya no es exclusivamente suyo, sino también el de Helen, quien busca formar parte desesperadamente. 




Por momentos, resulta confuso intentar comprender por qué Helen se siente atraída por Bobby y su estilo de vida. Al principio, Bobby es carismático y gracioso, haciendo chistes sin parar y conquistando a la joven con dulces elogios. Pero, ¿por qué cuando Helen lo vio inyectándose el brazo o vio a sus amigos al borde de una sobredosis no se alejó? Según lo poco que sabemos sobre ella, proviene de una buena familia, con una casa, un jardín y clases de arte, todo muy lindo a lo Norman Rockwell. Lo más probable es que, como muchos antes y después que ella, deseara escaparse a la gran ciudad, a un paraíso urbano en el que sus sueños de artista bohemia pudieran hacerse realidad. Cuando Helen se ve enfrentada ante lo desconocido, primero en sus ojos podemos distinguir el miedo, pero de todos modos decide entregarse a las nuevas experiencias con el fin de acompañarlo a Bobby. Yo creo que su amor por él surge a partir de la aceptación y el cariño que el le ofrece inicialmente, a diferencia de Marco (Raúl Juliá), su anterior novio que no parece prestarle mucha atención que digamos. Bobby la hace sentir aceptada y querida por quien es, y luego incluida cuando él se la presenta a todos sus conocidos y promete convertirla en su esposa. Helen, eventualmente, decide probar la heroína porque, aparte de ella, es lo más importante en la vida de Bobby, una vida de la cual desea formar parte, tal vez por amor o tal vez por el simple hecho de pertenecer, de no estar sola. Por más que Bobby le promete diversas cosas, resulta imposible pensar que puede proporcionarle un futuro juntos, ya que lo único que lo hace vivir día a día es la droga. Él no puede ofrecerle ni un hogar ni dinero y de hecho, en numerosas ocasiones, ni siquiera droga. Lo único que le ofrece es su compañía y su amor, o mejor dicho, su versión de lo que creen que es el amor.

El "pánico" que aparece en el título de la película se refiere a un período de tiempo en el que la droga deja de abundar en las calles porque la policía confisca grandes cantidades de la sustancia y acecha a los traficantes. Durante dichos períodos, los adictos entran en abstinencia y es ahí cuando los policías se aprovechan para convencerlos de que se delaten y se entreguen los unos a los otros. Entre el contexto de este pánico, Helen se vuelve adicta y para poder conseguir la droga llega al extremo de la prostitución, que, al igual que la heroína, se transforma en otro aspecto más de su vida cotidiana.




Schatzberg filma la historia con un estilo a lo cinéma vérité, filmada en un formato de 35mm. La película podría ser erróneamente percibida como un documental sin duda alguna y, en mi humilde opinión de espectadora, es la película sobre drogadicción más realista y genuina que he visto. Schatzberg, gracias a su experiencia como fotógrafo, sabe perfectamente como capturar los rostros de los personajes, acercándose sin vergüenza alguna, filmando de un modo tan íntimo que hasta podemos sentir la textura de la piel y el olor que impregna el cabello y las ropas de los protagonistas. En su debut cinematográfico, Puzzle of a Downfall Child, Schatzberg también filma con reiterados e intensos acercamientos a Faye Dunaway, quien encarna a una mujer que está sufriendo una crisis emocional. Por lo tanto, entendemos que el cineasta decide utilizar acercamientos como el método principal para expresar las emociones de los personajes y las experiencias vividas por ellos, aquello que los afecta. Schatzberg coloca sus acercamientos en el centro de la toma o los convierte en la totalidad de la toma, para que no podamos escapar de lo que nos está mostrando, como, por ejemplo, la mirada perdida de Helen o un brazo con las venas reventadas que aún sigue siendo inyectado. The Panic In Needle Park nos presenta una realidad cruda de la cual nos volveremos testigos hasta que los créditos aparezcan sobre un fondo negro que inunda la pantalla y, de cierto modo, la vida de los protagonistas.

A diferencia de otras películas de la época, como Easy Rider (1969)The Trip (1967), The Panic In Needle Park no abarca el tema de la droga como algo positivo, espiritual o "de moda", lejos de los colores estridentes, los paisajes soleados y mujeres hermosas de la psicodelia californiana. La Nueva York de Schatzberg es sucia y tétrica, con un cielo constantemente gris, y bañada en marrones, verdes y azules pálidos. Y los drogadictos de Needle Park no son gurúes o poetas con largas cabelleras y sabias palabras, sino individuos perdidos y enfermos que apenas pueden mantenerse de pie, vagabundeando y vendiendo todo lo que tienen para alimentar su adicción.

Otro aspecto de la película que le brinda autenticidad es la ausencia de música. Originalmente, el compositor Ned Rorem creó una banda sonora especialmente para la película, pero Schatzberg y su equipo decidieron descartarla y, simplemente, utilizar los sonidos de las calles neoyorquinas, como los ruidos del tráfico y las voces y gritos de los ciudadanos. En general, disfruto de una buena banda sonora, que en algunos casos hasta eleva la calidad de la película, como Chinatown y la música de Jerry Goldsmith o David Lynch y las composiciones de Angelo Badalamenti, pero en esta ocasión, la falta de música es perfecta y fundamental para la atmósfera de la historia que se quiere contar.

"En esa época, en Nueva York durante los 70s, podías ver personas inyectándose en los callejones. Needle Park era Sherman Square, entre Broadway y West 70th, y era popular porque era el sitio en el que los adictos blancos y jóvenes podían conseguir drogas sin tener que ir a Harlem. Yo conocía a los Rolling Stones, los había fotografiado mucho, y estaban en Cannes cuando yo estaba ahí por Panic en 1971. Keith Richards me dijo, "Ey, ¿estás consumiendo sustancias pesadas?" señalándose el brazo, y yo le dije que no. Me respondió, "¿Entonces como hiciste una película así?""

"Al Pacino y yo pasamos alrededor de seis semanas en cafeterías a las que concurrían los adictos y yendo a seminarios en hospitales. Íbamos y nos sentábamos por separado, y los adictos simplemente pensaban que eramos otros adictos. En la escena en el laboratorio donde elaboran la droga, contratamos a extras que eran ex adictos y me decían como se hacía." -Jerry Schatzberg (1)




Decidí utilizar la palabra purgatorio para el título de este post porque la situación de Bobby y Helen me recordó a eso. En la Divina Comedia de Dante, el Purgatorio está dividido en "círculos" o "escalones" y cada uno de ellos representa uno de los siete pecados capitales. Los culpables de cada pecado entran en el Purgatorio y permanecen allí, condenados a un determinado castigo, hasta que sus almas se purifican y es entonces cuando resulta posible que asciendan al Paraíso. Por ejemplo, los pecadores lujuriosos arden en un gran incendio, los perezosos están condenados a correr sin parar y los soberbios se arrastran con piedras pesadas en sus espaldas. En lugar de escoger la palabra infierno, elegí purgatorio, porque, desde mi punto de vista, ni Bobby ni Helen son malas personas y pienso que dentro de ellos existe la bondad, pero son enfermos enceguecidos por la adicción, y es eso lo que los pudre por dentro y los lleva a delinquir. Por el momento, están condenados al vicio de una adicción que parece eterna, pero si algún día lograran tomar el control y tratar sus adicciones, tendrían la oportunidad de vivir una vida digna, estar saludables, conseguir trabajo, formar una familia o "ascender al Paraíso". No son dos pecadores condenados al infierno, sino dos personas hundidas en la enfermedad que necesitan ayuda para salir adelante.

Schatzberg parece darnos un final algo ambiguo, pero realmente no lo es. Déjenme explicarlo: la primera vez que lo vemos a Bobby saliendo de la cárcel, durante la mitad de la película, en vez de seguir limpio vuelve a consumir y se encuentra con que Helen comenzó a prostituirse a causa de su ausencia. En la última escena, lo vemos a Bobby nuevamente saliendo de la cárcel por la misma puerta que la primera vez, y Helen lo está esperando. Al repetir la misma imagen, Schatzberg nos da a entender, mediante dicha repetición, que la situación no cambiará y que Bobby volverá a consumir. Alimenta la idea del círculo vicioso que no termina, que se vuelve a repetir una y otra vez hasta que logren romper con su adicción. Pero, ¿qué ocurrirá con Bobby y Helen? ¿Cuánto tiempo pasará hasta que Bobby sufra otra sobredosis y sea fatal? ¿Cuánto tiempo pasará hasta que Helen sea atacada durante sus paseos nocturnos en busca de clientes?

Schatzberg no romantiza absolutamente nada y observa su ciudad natal con ojos abiertos y honestos. A pesar de que el alma de la película es el amor entre Bobby y Helen, no es una película romántica ni de broma, de hecho, muestra como el amor que nace entre ambos se va apagando y destruyendo a causa de sus adicciones que los controlan completamente. El corazón de Bobby se parte en dos cuando se entera de que Helen se prostituye, pero no hace nada para impedirlo porque sabe que necesitan el dinero... no hay nada de romántico en eso, es pura desesperación.









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