Memories of Murder: Un mundo sin resoluciones



Existe un concepto llamado mímesis, que desde la antigüedad ha tenido diversos significados. Yo voy a tomar, a grandes rasgos, el significado sostenido por Aristóteles: que el arte puede imitar la realidad, pero el artista puede hacerlo de una forma personal. Este planteo ha ido cambiando a lo largo de las distintas etapas y movimientos artísticos, pero me gustaría tomarlo en cuenta para comenzar a expresar mis pensamientos sobre la película Memories of Murder (2003), dirigida por Bong Joon-ho, de Corea del Sur. 

La trama de un misterioso asesino sin rostro que se esconde en la oscuridad y asesina mujeres que visten prendas rojas, exclusivamente durante noches lluviosas suena como algo puramente cinemático, salido de un guión escrito por Raymond Chandler. Y sí, resulta una trama que inmediatamente podemos imaginar siendo trasladada a la pantalla, pero eso no quita que sean acontecimientos reales. Memories of Murder está basada en los asesinatos de Hwaseong, llevados a cabo por el primer asesino serial de Corea del Sur, entre 1986 y 1991 en una región rural. Bong Joon-ho toma aquellos hechos verídicos de la realidad y los utiliza como base para su arte, también agregando aspectos imaginarios o personales y enfocándose en distintos elementos de la historia. Por ejemplo, la película no se enfoca en el asesino y, en mi opinión, tampoco en los asesinatos en sí, sino en la investigación y aquellos involucrados. 

La película con la que más comúnmente se ve asociada es Zodiac (2007), mi película policial favorita, del cineasta norteamericano David Fincher. Ambas películas están basadas en los crímenes de asesinos seriales que aterrorizaron a una determinada región, se centran en el proceso de investigación en lugar de los asesinatos en sí, y sus protagonistas son aquellos que investigan y se ven afectados por los crímenes en lugar del asesino que los ejecuta. En ambos casos, el criminal nunca es atrapado y los individuos que lo buscan quedan marcados de por vida, desarrollando fijaciones obsesivas al respecto. Tanto Bong Joon-ho como Fincher se toman su tiempo para desarrollar la historia, capítulo por capítulo, recreando los hechos con una ambientación escalofriante e incierta, un mundo sin verdades ni resoluciones. 





Los protagonistas atormentados de Memories of a Murder son tres detectives: Park Doo-man (Song Kang-ho), Cho Yong-koo (Kim Roe-Ha) y Seo Tae-yoon (Kim Sang-kyung). Los detectives Park y Cho son compañeros y trabajan en el pueblo rural donde ocurren los asesinatos. Sus métodos de investigación son extremadamente dudosos, recurriendo a la violencia y tortura de sospechosos para conseguir confesiones, generalmente forzadas, y guiándose por su instinto y fisicalidad. En cambio, Seo es un detective proveniente de la ciudad que obedece las reglas, pone en práctica su intelecto y se basa en la deducción y el razonamiento. De todos modos, me parece interesante que,a  diferencia de numerosas películas del género, estos detectives no tienen cualidades de ubermensch, ya que los tres son culpables de cometer más errores que aciertos y, eventualmente, acaban atrapados en un laberinto de confusión creado por el omnipresente asesino que siempre parece estar un par de pasos adelantado. 

A causa de los efectos que los asesinatos tienen en ellos, Park y Seo atraviesan ciertas transformaciones. A lo largo de la historia, presenciamos como el detective Seo pasa de ser profesional y meticuloso a convertirse en un hombre enloquecido por encontrar al culpable. Ya no es el muchacho de ciudad que vino a ayudar a los pueblerinos y parece tenerlas todas claras, sino que, desde ahora en más, aquellos asesinatos forman parte de su día a día y consumen cada uno de sus pensamientos. Un ejemplo de esta transformación podría ser el contraste entre la escena en la que Seo asegura, cerca del comienzo de la película, que los documentos nunca mienten a la hora de investigar y la escena, cercana al final, en la que no cree o no quiere creer la información proporcionada mediante unos documentos enviados desde Norteamérica con respecto a una prueba de ADN. Los documentos ya no dicen la verdad porque Seo siente que lo han traicionado, al igual que sus métodos de investigación que se ven reemplazados por la fuerza bruta y decisiones impulsivas e irresponsables. También se producen cambios en Park, quien a través de la angustia que le produce el caso intercambia su inútil brutalidad y métodos corruptos por un enfoque más escrupuloso, pero, tal vez, ya es demasiado tarde. Lo único seguro es que ambos están absolutamente aterrados y sin recursos frente a una realidad oscura a la que jamás creyeron verse enfrentados.

Cuando Park observa el primer cuerpo, pudriéndose en una zanja, la expresión en su rostro deja en evidencia su miedo y su falta de experiencia, su incertidumbre. Junto a él, está parado un niño que se burla de él, repitiendo cada una de sus palabras acompañadas de muecas. Por un lado, dicha escena me recuerda a un comentario que le hace uno de los sospechosos a Park: "hasta los niños saben que torturan gente inocente", es decir, que hasta los niños del pueblo son conscientes de sus métodos sucios e incompetentes. Y, por otro lado, también siento que es una referencia a las burlas y provocaciones constantes por parte del asesino hacia los detectives cada vez que mata, con total impunidad. 




Estos asesinatos de mujeres que constituyeron el primer caso de un asesino serial en Corea del Sur ocurrieron durante el contexto histórico de cambios radicales y transformaciones en materia social y política, con una fuerte tensión entre los civiles y el régimen militar. En 1987, una enorme protesta forzó a los dictadores del gobierno a permitir elecciones democráticas y en 1988, las Olimpiadas en Seúl anunciaron la inminente modernización de Corea del Sur y su llegada al campo internacional como una economía industrial (1). Si bien Memories of Murder no trata sobre dichos cambios en sí, el director los emplea como contexto para expresar los conflictos, costumbres y miedos de una sociedad que se encontraba al borde de dramáticas transformaciones en un mundo globalizado que prometía un brillante porvenir pero también traía consigo los aspectos negativos de las sociedades modernas, simbolizados por la figura de un criminal psicópata y anónimo que nunca es capturado. 

La película cuenta con una sensación casi constante de temor y presagios funestos, intensificada por el modo en el que Bong Joon-ho filma los paisajes: extensos campos oscuros y mojados por la lluvia, las plantaciones moviéndose lentamente a causa del viento, las fábricas fantasmales que rodean los campos y las angostas calles del pueblo en las que el asesino elude a los detectives una y otra vez. El temor que los detectives sienten cada vez que comienza a llover es palpable, convirtiéndose en una obsesión colectiva del pueblo. Un claro ejemplo es la escena en la que una mujer está colgando la ropa en su patio y, de golpe, cae una gota de lluvia sobre ella, y otra, y luego otra, y comienza a llover, a lo que ella reacciona rápidamente descolgando todo y entrando a su hogar. A esta altura de la película, la lluvia se ha transformado en una alarma de advertencia y un símbolo de la muerte (2)

Los detectives siguen todo tipo de pistas, desde las que tienen fundamentos hasta las que son producto de una rebuscada desesperación. En cada oportunidad en la que creen seguir las pistas correctas y acercarse al culpable, se aferran completamente a ello y al supuesto sospechoso, hasta el punto de intentar convencerse a sí mismos de que no se han vuelto a equivocar por cuarta o quinta o sexta vez. Uno de los factores que hacen que el asesino se sienta con la libertad de continuar matando es que los detectives parecen alejarse más y más del camino que los dirige hacia él, y eso posiblemente le da una sensación de superioridad y astucia frente a un sistema policial que exuda incompetencia. 




Una de las temáticas centrales de Memories of Murder es la relación entre Park y Seo, y como ésta va mutando a lo largo del tiempo. Al comienzo, Park se siente amenazado por la inteligencia de Seo y cree que puede quitarle su puesto de "macho alfa", razón por la cual, tanto él como Cho tienden a excluirlo. Los momentos en los que Seo no se encuentra aislado en las esquinas de las tomas, surgen discusiones o tensión entre los detectives. Por ejemplo, cuando los tres son cuestionados sobre la existencia de alguna conexión entre las víctimas, Park y Cho tan sólo responden "las dos eran solteras y bellas", pero Seo no duda en agregar que todos los asesinatos ocurrieron de noche, bajo la lluvia y que las víctimas estaban usando al menos una prenda de ropa roja. Park vive dicha situación, entre otras, como una competencia que desea ganar, poniendo en primer lugar su orgullo y en segundo la investigación. Pero, a medida que la cantidad de cadáveres aumenta, los detectives se vuelven conscientes de que deben colaborar entre sí y trabajar juntos para detener al asesino. Hay una escena, luego de una inquietante autopsia, en la que Park se muestra vulnerable ante Seo: Park se le acerca, lo mira y le pregunta, consternado, "¿alguna vez viste algo así en Seúl?", a lo que Seo le responde "nunca". Como mencioné en un párrafo anterior, ambos están aterrados y se sienten indefensos ante el asesino, y durante determinados momentos, como el que acabo de describir, logran compartir esa vulnerabilidad, ese miedo y angustia que los atormentan a diario y los paralizan cuando caen las primeras gotas. Ésto causa que se forme una especie de vínculo entre ambos e, inclusive con el público, ya que nos podemos sentir identificados con sus debilidades en una situación tan terrible. 

Bong Joon-ho añade una gran cantidad de detalles a lo largo de la película, dándole importancia a los elementos que parecen más insignificantes: pequeñas imágenes pegadas en un cuaderno, una prenda roja colgada en una soga, la cinta de un cassette girando, gotitas de lluvia deslizándose por una ventana, un trozo de fruta, la piel húmeda y sucia de las víctimas o una curita pegada sobre una herida. En fin, son esos los detalles que le dan vida a los personajes, al pueblo y a los acontecimientos, y a través de dichos detalles intentamos investigar junto a los detectives, esperanzados de encontrar algo que ellos hayan pasado por alto. 




Durante el final de la película, más de una década después de los asesinatos, nos enteramos de que Park ya no es más policía, está casado, tiene hijos y parece tener una empresa que vende productos electrodomésticos o algo por el estilo. Mientras se dirige a un destino desconocido para entregar un cargamento de productos, pasa con su camioneta por el sitio donde, años atrás, encontró el primero de los cuerpos. Park decide parar y bajarse a echar un vistazo. Pronto es descubierto por una niña que le cuenta, con inocencia, que hace no mucho tiempo, otro hombre también vino a hacer lo mismo, y que cuando ella le preguntó la razón, el hombre le contestó: "Porque hice algo en este lugar hace muchos años". Alarmado, Park interroga a la niña sobre el aspecto del individuo, a lo que ella responde que tenía un aspecto común, simplemente ordinario. En ese mismo segundo, Park gira su cabeza hacia nosotros y nos mira directo a la cara, con ojos inquisitivos y llenos de frustración. A lo largo de la película, el detective se jacta varias veces de tener la capacidad de leer a una persona y saber si es culpable o no con tan sólo mirarlo a los ojos, y a pesar de que cuando más necesitó a su instinto, aquél lo abandonó, lo vuelve a intentar una vez más. Si el asesino es un hombre ordinario, podría ser cualquiera de nosotros. El mal se esconde en lo mundano, en lo invisible, en lo irrelevante, o en las palabras del poeta Charles Baudelaire"El mayor truco del diablo fue convencer al mundo de que no existía".

Memories of Murder
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CRÉDITOS DE LAS IMÁGENES:
1, 2, 3, 4, 5, 6, 7, 8, 9, 10, 11, 12, 13, 14, 15, 16, 17

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