Una incómoda problemática: La salud mental en el cine

Hace unas semanas vi Split, la nueva película de M. Night Shyamalan, más que nada a causa de mi interés en la actuación de James McAvoy, y, sinceramente, me dejó con sentimientos encontrados y un poco confundida. ¿Qué pasó? La película en sí no me parece de mala calidad, las actuaciones son buenas, pero me produjo rechazo el modo en el que representaba a un individuo con una enfermedad mental dentro de la sociedad. El personaje interpretado por McAvoy es un hombre que sufre de trastorno de personalidad múltiple y está siendo tratado por una psiquiatra para mantener bajo control a las veintitrés personalidades que habitan su mente. Si bien es cierto que la película cuenta con elementos de fantasía y es una obra de ficción, no un documental, aún así resulta bastante incómodo observar como el personaje se transforma en un depredador que secuestra a tres adolescentes y asesina de forma salvaje a dos de ellas porque "está enfermo y delira". Comprendo las razones por las cuales muchas personas disfrutaron Split o las razones que llevaron al director a querer contar esta historia: explora un tema sumamente interesante y fascinante, pero, lamentablemente, no siento que respete ni cuide a aquellos que sufren de cualquier tipo de trastorno mental, sino que los expone y los demoniza ante un público que, en su mayoría, no saben nada al respecto. 

Algo similar me ocurrió con The Visit, la película anterior de Shyamalan, en la que dos hermanos adolescentes se ven atormentados y perseguidos por una pareja de "locos" que se escaparon de un hospital psiquiátrico. A diferencia de Split, esta película pertenece, sin duda alguna, al género del terror, y luego de verla me entristeció el hecho de que la disfruté porque cumplió con el propósito de asustarme, pero más tarde me di cuenta de que logró asustarme porque tomaba a dos individuos y los convertía en monstruos psicópatas sin motivo aparente, porque claramente si en el guión dice que se escaparon de un psiquiátrico no es necesario que tengan un motivo...¡están locos!

Split
The Visit
De todos modos, es importante mencionar que no es un pecado disfrutar películas que demonizan o denigran a sujetos con enfermedades mentales, nadie es perfecto y todos somos culpables de haber visto reiteradas veces ciertas películas que cometen los mismos errores que las que acabo de mencionar. Y, además, quiero aclarar que todas las películas que aparecen en este post no están siendo calificadas como pésimas o como obras que no valen la pena. Lo único que si considero realmente indispensable es ser consciente de lo que estamos viendo, ser capaces de reflexionar y, al menos, reconocer los errores y prejuicios que se presentan en lo que sea que estemos consumiendo, ya sea una película, una serie, una publicidad. Por ejemplo, a mí me encantó la actuación de Anya Taylor-Joy en Split y no hay problema en decirlo, mientras que pueda también reconocer lo que es problemático.

Uno de los factores que, en mi opinión, hacen que nuestra percepción de los trastornos mentales sea fácil de manipular e influenciar es que, para muchos de nosotros, son algo desconocido, ajeno y diferente. En esta sociedad, todo lo que encaja con dichos adjetivos, generalmente, es percibido como "malo", como algo a lo que debemos tenerle miedo, y así se crea un estigma. Cuando nos presentan a un personaje que sufre de esquizofrenia o algún tipo de depresión, un gran número de veces, tienen tendencias violentas, son impredecibles y padecen de terribles delirios y paranoia que los llevan al límite de cometer actos impensados. Lo curioso es que, en la vida real, los enfermos mentales no son depredadores peligrosos, son víctimas, pero entonces ¿por qué los medios siguen proyectando la imagen contraria? 

The Shining (1980)
En muchas ocasiones, los trastornos mentales son utilizados en las películas porque funcionan como instrumentos convenientes y sencillos para explicar o justificar actos violentos. Pero, generalmente en estos casos, las verdaderas patologías de dichos trastornos son abandonadas a cambio de representaciones genéricas y falsas, repletas de clichés y melodrama, que, en los peores casos, demonizan a aquellos individuos que más ayuda necesitan. Según el doctor Danny Wedding, ex director del Instituto de Salud Mental de Missouri y co-autor de "Películas y Salud Mental: Usando Cine para Entender Psicopatología", es común que la gente crea que un enfermo mental es mucho más peligroso, pero afirma que cualquier persona que trabaja en el ámbito de la salud mental puede asegurar que, no sólo es una creencia errónea, sino que es el resultado directo de una conexión ficticia entre las enfermedades mentales y la violencia, fomentada por los medios. 

Según un artículo de la Universidad de Washington, la gran mayoría de personas que sufren enfermedades mentales no son violentas y la magnitud de la relación que podría existir entre ambos se encuentra enormemente exagerada en nuestra sociedad, contando con un porcentaje sumamente pequeño de violencia que pueda ser atribuida a dichas personas. La creencia de que un hombre con esquizofrenia, que es un trastorno usado hasta el cansancio en el cine, se despierta un día y decide asesinar a su familia es producto de la falta de información o el consumo de información falsa que generan discriminación, estigma y miedos irracionales. El estigma provoca que otros eviten convivir, interactuar, socializar, contratar o trabajar con individuos que padecen de enfermedades mentales, lo cual, a su vez, puede provocar que aquellos individuos se sientan avergonzados, asustados y no se animen a buscar ayuda o un tratamiento. Por estas razones no quiero dejar de insistir en la importancia de que seamos capaces de darnos cuenta de que determinadas representaciones que vemos en el cine, en las series y hasta en los noticieros no son reales. No se traguen cada imagen y cada fragmento de información producidos por los medios, porque detrás del personaje "loco" existen personas de carne y hueso. Estas representaciones cumplen la repulsiva función de crear una distancia entre "ellos" y "nosotros", para que nos quedemos tranquilitos, para que el espectador se diga a si mismo "menos mal que yo nunca podría ser como ese sujeto".

Psycho (1960)
Lo siguiente no es cine, pero un recuerdo que se me viene a la mente en este momento es el de una compañera que tuve en el tercer año de la secundaria, una chica buena y amable que era maltratada con hostilidad por la mayor parte del curso, lo que provocaba que, en ocasiones, se cerrara o sintiera timidez ante el simple acto de hablar en voz alta. El punto es que recuerdo que varios de mis compañeros e inclusive una profesora solían hacer un chiste que consistía en lo siguiente: que esta chica, a causa de ser callada y comportarse de manera "rara", un día iba a venir al colegio y matarnos a todos a tiros. Lo más cruel y cínico es que ella no se comportaba de esa manera porque sí, lo hacía a causa del maltrato diario al que era sometida. Y ahí es donde uno se pregunta, ¿qué tiene que ver si una persona es callada o extraña con que agarre un arma y asesine a sus compañeros? Si bien es cierto que pueden estar tomando como ejemplo la masacre de Columbine, en la que dos adolescentes tirotearon a un gran número de alumnos de su colegio, es ridículo que nos basemos en un hecho como aquél o en la historia de un asesino serial para "etiquetar" a una persona como posible peligro. 

Existen muchos mitos falsos sobre los trastornos mentales en el cine, como, por ejemplo, la sugerencia de que un trastorno mental existe siempre a causa de un acontecimiento horrible ocurrido en el pasado del enfermo, algo traumático en su infancia, por ejemplo, un abuso físico o psicológico. El doctor Wedding da un gran ejemplo: el personaje de Robin Williams en The Fisher King, a pesar de ser una buena interpretación, es un hombre que muestra síntomas de esquizofrenia, pero sólo luego de que su novia es asesinada, lo cual no produce esquizofrenia de un día para el otro, sino en todo caso trastorno de estrés postraumático. Y también asegura que muchas personas desarrollan enfermedades mentales sin tener un historial de traumas pasados. Otros mitos son: que una persona con mal padres desarrolla una enfermedad mental como consecuencia, o que el amor puede hacer que una enfermedad mental desaparezca, ya que, si bien el amor y el apoyo es fundamental, no hará que una enfermedad abandone un cuerpo.  

Un personaje genérico y ofensivo que aparece en demasiadas películas es el estereotipo de la "mujer desquiciada" que se obsesiona con un "macho alfa" y termina asesinando personas, animales y poniendo en peligro a cualquiera que se interponga en su camino. Dos claros ejemplos son Play Misty For Me (1971), debut como director de Clint Eastwood, y Fatal Attraction (1987) de Adrian Lyne. En ambos casos, los protagonistas son "pobres e inocentes" hombres que "caen en las garras de peligrosas mujeres" (sarcasmo absoluto) que se obsesionan con ellos sin razón aparente más allá de que están completamente "locas". Resulta ridículo imaginar que estos hombres son las víctimas y que las dos mujeres no sólo son las depredadoras, sino que son las que están trastornadas, cuando la realidad es que si el personaje de Glenn Close sufriera algún tipo de trastorno, lo más probable es que ella fuera la víctima, no una asesina que esconde cuchillos dentro de su cartera. Una mujer que se ilusiona de un modo romántico con un hombre no es una loca obsesionada y, probablemente, esté sufriendo. 

Play Misty For Me (1971)
Fatal Attraction (1987)
Si uno se guiara por el cine y la televisión, tendría la impresión de que todas las enfermedades mentales son severas, o parecidas. El término de "enfermedad mental" es utilizado para describir distintos tipos de condiciones, en lugar de recurrir a los términos médicos específicos, aunque cuando sí se utilizan, no lo representan de la forma más verídica o adecuada. Es decir, muchas veces, distintos personajes que sufren, por ejemplo, de trastorno obsesivo compulsivo presentan síntomas idénticos, cuando realmente cada enfermedad se presenta de un modo distinto dependiendo de la persona, es erróneo creer que todos los casos son iguales, ya que una misma enfermedad puede afectar a cada individuo de diversas maneras. Y en cuanto al concepto de que todas las enfermedades mentales son severas, me refiero a que, en vez de contar la historia de una persona que sufre de depresión pero lucha día a día para seguir adelante, que asiste a terapia u otro tratamiento, que estudia o trabaja, se elige mostrar a una persona que padece de un severo trastorno de personalidad múltiple, vive encerrado en un sótano y tiene tendencias homicidas. Porque casi cualquier ejecutivo de televisión te diría que una historia como la primera no conseguiría suficiente rating.

Por otro lado, uno de los conceptos más errados, en mi opinión, es el de que las personas con enfermedades mentales no pueden recuperarse o conseguir un buen tratamiento. El doctor Otto Wahl, profesor de psicología en la Universidad de Hartford, asegura que cuando se muestra a un personaje acudiendo a terapia o yendo a un hospital psiquiátrico, rara vez su estado mejora. Y en el caso de que mejorara, no es suficiente para integrarse a la sociedad y vivir una vida "normal". Por ende, el mensaje final sería que los individuos que sufren de estas enfermedades no tienen esperanza en este mundo, pero la realidad es completamente diferente y crea una línea de pensamiento sumamente problemática, ya que no sólo es verdad que los pacientes pueden recuperarse o mejorar, sino que además logran llevar una buena vida con la ayuda de terapia, apoyo y, en ciertos casos, medicación.

Misery (1990)
Por último, quería traducir una lista de consejos para convertirse en un consumidor crítico, como mencioné al principio del post, ser capaz de reflexionar y reconocer los errores y prejuicios que se presentan en lo que sea que estemos consumiendo.

1. Considerar los motivos de los productores y creadores del contenido. ¿Están tratando de venderte algo, ganar dinero o realmente están interesados en la calidad del contenido?

2. Ver a las noticias (o las películas) como algo "fuera de lo común". Está probado que un crimen violento cometido por un enfermo mental tiene más posibilidades de aparecer en la primera plana que un crimen cometido por una persona que no está diagnosticada o no presenta síntomas. Cuando está involucrado un individuo que sufre de alguna enfermedad mental, los medios convierten a dicha enfermedad en el punto central de la historia, y muy pocas veces se comparten historias sobre otros aspectos de las enfermedades mentales más allá de los supuestos crímenes violentos. No muestran personas comunes viviendo el día a día mientras lidian con enfermedades. Es importante evitar generalizar y ser consciente de que la información que nos llega está siendo seleccionada y editada.

3. Escudriñar estudios. Si escuchas sobre un nuevo estudio y estás interesado, es fundamental prestar atención a: quiénes fueron estudiados, cuántos de ellos, durante cuanto tiempo, quiénes realizaron el estudio y toda la información posible sobre los resultados. Esto se puede aplicar no solamente a estudios, sino también a un producto de ficción (película o serie): saber cuales fueron las fuentes de los creadores. No hay que creer automáticamente todo lo que escuchamos o leemos.

4. A la hora de informarte, no saques datos de una única fuente, pero también asegurate de que sean fuentes serias, verídicas y profesionales. Como por ejemplo, los sitios web de organizaciones, fundaciones, asociaciones y universidades. Asociación Psicoanalítica Argentina, Facultad de Psicología de la Universidad de Buenos AiresAsociación Argentina de Salud MentalACTA Fondo para la Salud Mental, Asociación de Ayuda de Familiares de personas que padecen EsquizofreniaFundación Bipolares de Argentina, Organización Panamericana de la Salud y Fundación Contener. Estos son algunos ejemplos que encontré en internet, pero si sacan información de algún blog o una página más informal, estar atentos a que aparezcan citadas las fuentes o al menos los nombres de doctores y profesionales que proporcionaron la información.

5. Buscar testimonios o relatos de individuos que padecen enfermedades mentales o de sus familiares. No es que esté asegurado que sean siempre 100% reales, pero suelen ser un modo más auténtico de aprender sobre el tema.

Dressed To KIll (1980)
En fin, mi intención no es desmerecer o ensuciar determinadas películas, soy una cinéfila y se que es perfectamente normal disfrutar una buena película de terror o sobre un asesino serial, y de hecho he visto varias veces un par de las películas que mencioné o de las cuales agregué imágenes. Mi punto es difundir la necesidad de ser más consciente, empático, reflexivo y responsable como espectador y consumidor de medios. La necesidad de no encerrar en una jaula social a todos aquellos que padecen de enfermedades mentales, de no aislarlos, de no generalizar ni juzgar, y de estar dispuesto a realmente conocer de que se trata, no tragarse el cuento del loquito que agarró un cuchillo y asesinó a toda su familia. Resulta más relevante que nunca hacer a un costado el estigma y los prejuicios que afectan el funcionamiento de nuestra sociedad, y soy una fiel creyente en que, así como los medios de comunicación pueden utilizarse para generar prejuicios, también pueden utilizarse para eliminarlos y crear una discusión positiva, saludable y abierta. 


CRÉDITOS DE LAS IMÁGENES:
1, 2, 3, 4, 5, 6, 7, 8

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