Las Chicas, una exploración de la adolescencia
Dentro del ámbito literario, la escritora estadounidense Emma Cline causó revuelo cuando la editorial Random House le ofreció dos millones de dólares por adelantado para publicar su primera novela, Las Chicas, en el 2016. Cuando todo aquello ocurrió, Cline tenía menos de treinta años y surgió cierto escepticismo sobre la calidad de su trabajo y si era o no un caso de publicidad inflada, lo que hoy se suele llamar "hype". Las Chicas continúa siendo un libro que genera opiniones divididas, contrastantes, pero a mí me gustó mucho.
Desde un principio, la novela recibió atención por su asociación con la figura de Charles Manson, aunque la trama va mucho más allá de eso, sin enfocarse enteramente en Manson, ni siquiera llegando a utilizar su nombre, sino más bien usando como inspiración parte de los hechos reales. La historia es así: California, 1969, Evie Boyd tiene catorce años y está tratando de afrontar los conflictos que traen la adolescencia y el divorcio de sus padres; en busca de algo diferente que la haga sentir viva, termina vinculándose con un grupo de chicas que pertenecen a una secta hippie liderada por Russell, un profeta chanta al estilo Manson. El libro explora los sentimientos y las experiencias de Evie, ahora una cuarentona que recuerda su pasado con una mezcla de nostalgia color de rosa y el escalofrío de lo perturbador.
En mi opinión, el aspecto más original de la obra de Cline es el hecho de que la atracción y fascinación que Evie siente no son por el líder carismático de la secta, sino por Suzanne, una de las chicas que la conforman. La protagonista cae bajo una especie de hechizo, un trance de amor maniático, dispuesta a mirar para el costado con tal de conseguir el afecto de Suzanne. En un momento describe haberla conocido como "haber encontrado el pasadizo secreto detrás de la biblioteca". Evie no se queda porque genuinamente cree en las palabras de Russell, sino por Suzanne, y también porque le gusta sentirse parte de una comunidad, de un "nosotros". "Todos queremos ser vistos", dice la protagonista, casi como ofreciendo una explicación.
Cuando Evie habla sobre su adolescencia, se describe a sí misma como una chica común, una decepción para sus padres, sin una chispa de grandeza ni nada que la hiciera destacar; habla sobre un vacío que sintió desde su infancia. Insegura, constantemente anhelando la aprobación de los demás, de las otras chicas, de Suzanne. Lo triste es que en el presente, ya siendo una adulta, sigue siendo la misma chica, sigue sintiendo aquél vacío, rememorando como un disco rayado ese verano del '69. En ese sentido, su personaje termina resultando bastante trágico, una mujer que jamás logró crecer.
Las chicas de la "familia Manson" |
Comentarios
Publicar un comentario