La maternidad desde otro punto de vista: No, mamá, no de Verity Bargate
Llegué a esta novela por pura casualidad, a través de la recomendación de un newsletter llamado Ta news, y me sorprendió muchísimo. Nunca en mi vida había escuchado nombrar a Verity Bargate, pero me atrajeron la sinopsis y la temática del libro, además del hecho de haber sido publicado hace tantos años, en 1978. Hoy en día, los libros que exploran y cuestionan la maternidad desde puntos de vista que se corren de lo tradicional se han vuelto bastante comunes: desde Matate, amor de Ariana Harwicz, pasando por Distancia de rescate de Schweblin y Mamá desobediente de Esther Vivas, hasta reediciones como El nudo materno de Jane Lazarre, por la editorial española Las afueras. A través de la literatura, la realidad de maternar viene siendo puesta en jaque y examinada desde una mirada crítica, desde la perspectiva de género y la diversidad de género, desde el amor y el odio, desde toda su complejidad. Si bien No, mamá, no fue publicada hace cuarenta y tres años, se siente actual, tal vez no necesariamente en los detalles, pero sí totalmente en su espíritu.
Verity Bargate no sólo fue novelista, además co-fundó una compañía de teatro en Londres llamada Soho Theatre. Al igual que la protagonista de No, mamá, no, la autora estudió enfermería y dedicó algunos años de su vida a dicha profesión. Eventualmente, Bargate pasó a trabajar en análisis de medios, pero terminó dejándolo todo por el teatro independiente. Escribió hasta que falleció de cáncer en 1981. No hay mucha información sobre la autora dando vueltas en internet, lo cual, en esta época de sobredosis de datos, le da una especie de aire enigmático a su obra.
En No, mamá, no, Bargate escribe sobre Jodie, una madre de casi treinta años que se siente desconectada de sus hijos y de su vida como esposa y ama de casa. Literalmente se describe a sí misma como una prisionera en una jaula, con un marido insensible que solamente piensa en sus propias necesidades. Todo empeora cuando nace su segundo bebé, el cual esperaba que fuera una niña y no, efectivamente, un varón. A lo largo de unas vertiginosas 170 páginas, acompañamos a Jodie en su día a día, tratando de sobrevivir a la depresión, a la desilusión y al descontento, hasta que recibe el llamado de una vieja amiga de la adolescencia. Un llamado, una amiga y una invitación que se presentan como la oportunidad perfecta para romper con su malestar y escapar. O eso es lo que cree la protagonista.
No, mamá, no, tiene mucho del realismo británico, esa crudeza que se mete de lleno en los temas incómodos y en la desgracia; piensen, por ejemplo, en las películas del cineasta inglés Ken Loach o en la película A Taste of Honey (1961) de Tony Richardson. Bargate es, ante todo, honesta. La novela muestra el contraste entre lo que se espera de la maternidad, las imágenes idílicas de las publicidades, y cómo realmente puede ser la maternidad, complicada, confusa, frustrante. También se aborda el tema del matrimonio y del rol que pasa a ocupar el hombre dentro de la familia, siendo el proveedor económico pero lejos de realmente acompañar a su esposa o a sus hijos, y siempre esperando a ser "recompensado" por lo mucho que cree aportar. La autora se muestra muy crítica hacia la psiquiatría y la medicina en relación al sometimiento de la mujer, ya que ante cualquier tipo de problema la explicación a la que llegan los hombres parece ser: Jodie está loca, ha perdido la cabeza, debemos ocuparnos de ella. Claros ejemplos de esto son David, el marido de Jodie, y el doctor McCoy, un psicólogo que aquél le consigue. Ambos la subestiman constantemente y llegan a conclusiones sin siquiera escuchar lo que tiene para decir, como si no valiera la pena intentar comunicarse con ella, como si fuera un animal que observan desde el otro lado del vidrio, evaluándolo.
En fin, el libro es una fuerte crítica a la cultura patriarcal y la forma en la que esta aísla continuamente a las mujeres, llenándolas de culpa, presionándolas para cumplir con sus roles y lo que se espera de ellas. Las mujeres tienen que ser felices, pero, por sobre todas las cosas, hacer felices a sus esposos. A lo largo de la historia, Jodie es juzgada reiteradas veces por cómo se comporta o cómo trata a sus hijos en público, al igual que su amiga Joy es juzgada por no poder quedar embarazada. En realidad, lo que Jodie busca es vivir una vida sin falsedades, sin tener que aparentar, sin tener que ser un objeto para su marido ni la madre perfecta para sus hijos; Jodie busca reconciliarse con su propio pasado, con el recuerdo de su madre lejana y casi desconocida que no supo o no quiso cuidar de ella. Jodie desea ser, simplemente, una persona, no un robot configurado para ser útil y eficiente.
La amistad entre mujeres es presentada en la novela como un posible puente, como un destello de esperanza, pero Bargate no toma el camino fácil. No quiero hablar sobre la segunda mitad de la novela ni sobre su final, porque considero que realmente deben ser experimentados con la menor información previa posible. No, mamá, no, demuestra cómo, en una sociedad machista, las mujeres debemos luchar constantemente por nuestra libertad, y cómo, en muchas ocasiones, si logramos conseguirla, debemos pagar un precio alto por ella, como si hubiéramos robado algo que nunca fue nuestro en un primer lugar. Sin embargo, así como Verity Bargate se animó a escribir esta novela en 1978, hoy muchísimas mujeres siguen animándose a escribir sobre sus maternidades, sobre los abusos y la violencia sobrevivida. Además, es cada vez mayor el número de países en los que, como sucedió hace poquito en la Argentina, el aborto es legal, seguro y gratuito, para que toda persona gestante, toda mujer, todo pibe trans e identidad no binaria pueda elegir cómo quiere maternar o no maternar. Porque la maternidad debe ser deseada o no será.
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