Un breve recordatorio de la relevancia de Gena Rowlands
Nunca me voy a olvidar de la primera vez que vi a Gena Rowlands. Yo tenía alrededor de trece años y tuve la oportunidad de ver The Notebook (o Diario de una Pasión), dirigida por su propio hijo Nick Cassavetes y protagonizada por Rachel McAdams y Ryan Gosling. Dicha película se centra en el tumultuoso romance entre los personajes de McAdams y Gosling, pero, curiosamente, lo que más recuerdo no son las fogosas y ya famosas escenas de amor entre los protagonistas, sino las apariciones de Rowlands a lo largo de la historia. "Esta mujer debe haber sido hermosísima cuando era joven", fue el primer pensamiento que se me cruzó por la cabeza, mientras admiraba su cálida sonrisa y sus ojos azules, tan expresivos como sus palabras. ¿Quién era esta mujer llena de arrugas que irradiaba tanta belleza y tantas emociones? Eventualmente, unos dos años después, encontré la respuesta.
Gena Rowlands comenzó su carrera actuando en obras de teatro y en series, novelas y especiales para televisión, pero en 1968 todo cambió cuando interpretó a una prostituta en Faces, el segundo proyecto completamente personal de su marido (aunque era su cuarta vez dirigiendo), el actor, director y guionista John Cassavetes, lo cual fue el comienzo de un dúo director-actriz que duraría hasta la muerte de Cassavetes. Rowlands es de esos artistas que brillan y se destacan en cualquier película en la que participen, razón por la cual recomiendo todo su repertorio, pero creo firmemente que las actuaciones que brindó en las películas de Cassavetes son las más impactantes y emotivas de toda su carrera. Me resulta un poco difícil decir esto, teniendo en cuenta que admiro a tantas actrices, pero Rowlands es probablemente mi favorita.
Cuando pienso en ella, las palabras recurrentes que se me aparecen son "emoción", "expresión" y "vulnerabilidad". Rowlands nunca esconde sus emociones, y no porque no quiera, sino porque es como un instinto para ella, en cada escena y en cada imagen, sus pensamientos y sus sentimientos están escritos en su rostro y presentes en su voz, femenina y dulce, pero generalmente marcada por dolor y frustración. Me apasiona el hecho de que tiene una belleza impresionante, la belleza necesaria para haber dedicado su carrera a besar galanes de Hollywood, lucir vestidos de diseñador e interpretar a la mujer "perfecta", pero durante toda su vida optó por hacer a un lado su belleza, tratándola como algo banal, y mostrarse completamente genuina, desnuda e imperfecta ante las cámaras. Su humildad, su sencillez, esa audacia enorme de mostrarse en el mayor estado de vulnerabilidad, alocada y angustiada. Existen tantos primeros planos en los que su belleza es imposible de ignorar, pero al mirarla durante unos segundos más, vemos el retrato de una mujer desorientada y entristecida, que no desea cumplir el rol que la sociedad le asignó pero tampoco sabe como ser ella misma libremente, ahogando sus penas en alcohol. Gena Rowlands es distinta a todas las demás, es única y encantadoramente real dentro de un mundo muy acostumbrado a lo falso, a lo artificial y a las reglas ridículas que marca la sociedad.
John Cassavetes la describió de la siguiente manera: "Gena es sutil, delicada. Ella es un milagro. Es directa, ella cree en lo que cree y es capaz de cualquier cosa. Denle cualquier cosa y siempre será creativa. Ella no trata de hacerlo diferente, simplemente es diferente, porque la forma en la que piensa es distinta a la de los demás actores. Ella quiere representar a las personas que interpreta con autenticidad en cuanto a lo que sienten o lo que sentirían en determinadas circunstancias de un modo que no muchas actrices pueden lograr. Ella es una artista y sus inquietudes son su dolor. Quiero decir, sufrió mucho pensando que no es lo suficientemente buena para actuar en estos roles. Pero una vez que empieza, se olvida de esos pensamientos que la reprimen y hace lo que tiene que hacer durante el mayor tiempo posible. Gena se ajusta a la trama de las películas y sigue completamente el guión, no es de improvisar, aunque sí lo hace dentro de su cabeza y en sus pensamientos. Todos los demás hacen boom! esto y boom! esto otro, pero Gena es muy dedicada y pura en su arte. No le importa si lo que hace es considerado cinemático o si ella luce bien, lo único que le importa es que le creas."
Personalmente, siendo una amante del cine y consumiendo una enorme cantidad de películas, llegué a la conclusión de que una de las cosas que más detesto es cuando los actores le dan vida a personajes que verdaderamente no existen, personajes que son negro o blanco, buenos o malos, esto o lo otro. Los seres humanos no son así, y nunca seré capaz de comprender por que es considerado atractivo o comercial que una mujer interprete al personaje de una "chica ideal" como alguien superficial que no tiene defectos, que no se equivoca, que debe tener el aspecto de una supermodelo photoshopeada, con sus dientes perfectamente blancos, sin arrugas y representando una imagen falsa y retrógrada. Pero por suerte existe Gena Rowlands, que me conmueve con su fuerza, su pasión y autenticidad, que me inspira a enamorarme de mis propias emociones y defectos; de esa inigualable sensación de estar viva con mis llantos, mis risas, mis enojos, mis decepciones y mis alegrías. Lo que atrae y seduce no es una cara bonita o un cuerpo tonificado, es la personalidad y la humanidad que hay detrás de la fachada.
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