Una pequeña historia sobre tres hermanos
Montones de películas han tomado la temática de la amistad como foco central de sus historias, sin embargo, suele quedar bastante relegada a un lugar secundario en favor del amor romántico. Creo que es más sencillo pensar rápido en cinco películas de amor entre parejas que entre amigos. Por suerte, hay un documental nuevo dando vueltas que será recordado por muchos como una de las mejores películas sobre amistad: Beastie Boys Story, dirigida por Spike Jonze. No voy a mentir ni aparentar que lo que sigue fue escrito desde la objetividad, desde una neutralidad distante, porque la realidad es que amo a los Beastie Boys, su música, su historia. Todo.
¿Y quiénes son los Beastie Boys? Bueno, se trata de Adam "MCA" Yauch, Adam "Ad-Rock" Horovitz y Michael "Mike D" Diamond, que se conocieron de adolescentes en su Brooklyn natal y formaron una de las bandas más influenciales e innovadoras de la historia del hip-hop. O de la historia de la música en general, por qué no. Los tres se juntaron a través de la música, de las bandas punk que escuchaban e iban a ver tocar. Así empezaron, como una banda punk, hasta que descubrieron su amor por el hip-hop, que comenzaba a surgir con fuerza en las calles y clubes de Nueva York. Si ya vieron el trailer que dejé arriba, tal vez les haya llamado la atención que en el documental sólo hay dos integrantes, no tres; esto es porque en el 2012, Adam Yauch, la fuerza indiscutible que funcionaba como motor de la banda, falleció de cáncer a los cuarenta y siete años, dejando un espacio en blanco imposible de llenar. Y sí, suena como un cliché decir eso, "alguien imposible de reemplazar", pero en este caso es completamente cierto, fue una persona que marcó no sólo la vida de sus amigos, sino de miles de personas a quienes inspiró y continúa inspirando a través de la música, los videos y los mensajes que dejó como legado. Por eso, Beastie Boys Story no es únicamente un repaso por la carrera de la banda, es un homenaje a Yauch, una carta de amor a la amistad. Es la historia de tres amigos, nada más ni nada menos.
Este no es un documental convencional, lo cual no debería sorprender a nadie teniendo en cuenta quién lo dirigió y sobre quiénes se trata. Desde principios de los noventa, Spike Jonze ha dirigido todo tipo de cosas: videos de skate, videos musicales para bandas de rock alternativo como Sonic Youth, de música electrónica como Fatboy Slim y para los propios Beasties. También trabajó como fotógrafo y haciendo publicidades, hasta que en 1999 estrenó su primera película, la bizarra Being John Malkovich. Continuó dirigiendo más películas y también se convirtió en el productor de Jackass. Sí, Jackass. En mi opinión, su obra maestra es Her (2013), que retrata una historia peculiar sobre amor, conexión y soledad, protagonizada por Joaquin Phoenix en una de sus mejores actuaciones, con un soundtrack hermoso y una cinematografía para morirse. En fin, Jonze es un director ecléctico si los hay, y siempre me interesa su trabajo, por lo que sabía que no sería un simple documental genérico, sino que sería fiel al estilo de los Beasties y a la creatividad del director. La banda siempre ha sido todo menos convencional, apostando por lo distinto, lo experimental, como el libro que publicaron en el 2018, que lejos de ser la típica autobiografía aburrida, es una recopilación de anécdotas y ensayos, no sólo escritos por Ad-Rock y Mike D, sino por un montón de artistas, fans, amigos, junto con cientos de imágenes y curiosidades, como recetas e ilustraciones. Todo lo que hacen tiene un toque especial.
Beastie Boys Story es un "live documentary" o "documental en vivo". Armaron un espectáculo abierto al público en un teatro neoyorquino y Jonze filmó la última función. Se podría decir que el resultado es una mezcla entre un stand-up de a dos y una selección de material audiovisual, acompañada por las reacciones de la audiencia. Me pareció un formato entretenido y dinámico, que te mantiene enganchado con lo que cuentan Horovitz y Diamond, que siguen compartiendo esa misma complicidad de siempre. La presencia de Yauch se siente constantemente, como un fantasma parado a un costado del escenario, observando a sus amigos.
La trayectoria de los Beasties es una historia que me resulta sumamente interesante e inspiradora, fue una de las cosas que me atrajeron cuando empecé a escucharlos hace años. Básicamente, a los veinte años sacaron su primer álbum, Licensed to Ill (1986), que fue un éxito tremendo, llegando a ser número uno en varias partes del mundo, con un sonido novedoso que marcó un antes y un después en el género. A través de estas primeras canciones, los Beasties crearon una imagen de sí mismos que los mostraba como un grupo de pibes problemáticos, jodones, que vivían para enfiestarse y hablaban sobre chicas que servían para lavarles los platos y la ropa sucia. Lo que en un comienzo fue propuesto como una parodia, se terminó convirtiendo en la realidad de la banda, consumidos por sus personajes, en recitales gigantes con bailarinas enjauladas, litros de cerveza y un pene inflable de más de tres metros. Cuando terminaron de promocionar el álbum y girar por el mundo, ya no daban más. Tras este capítulo de su carrera, los Beasties se tomaron un tiempo, y cuando volvieron a juntarse, decidieron cambiar de discográfica, mudarse y hacer algo nuevo, jugar con samples, crear música que fuera en otras direcciones y demostrar que tenían mucho más para dar que un himno sobre fiestas.
A partir de 1989, con Paul's Boutique, los Beastie Boys crearon álbumes increíbles, ambiciosos, experimentales, como Check Your Head, Ill Communication y Hello Nasty, aprendieron a tocar sus propios instrumentos y fusionaron su amor por distintos géneros, como el funk y el punk hardcore con su hip-hop. El resultado final es un sonido genuinamente original que no se parece a ninguna otra cosa; una bestia de múltiples cabezas, inclasificable e indomable. Durante estos cambios, Yauch viajó a la India y se convirtió al budismo, tras conocer a monjes tibetanos que vivían en el exilio, y le enseñaron sobre su filosofía de no-violencia, lo cual lo inspiró a involucrarse, crear una organización y armar festivales bajo la consigna de "Free Tibet". Los Beasties comenzaron a prestarle más atención a lo que sucedía no sólo en otras partes del mundo, sino también en su propio país, y a reflexionar sobre lo que había salido de sus propias bocas en el pasado.
Cuatro años después, cuando los Beastie Boys recibieron un premio a la trayectoria, Yauch aprovechó la oportunidad para pronunciarse en contra de la decisión del gobierno de disparar misiles en Medio Oriente. "Necesitamos pensar en el racismo que existe en este país. La mayoría de las personas de Medio Oriente no son terroristas".
Así fue como los Beasties fueron creciendo, siendo críticos de la violencia y de las expresiones de odio, del machismo, del racismo. Sin embargo, jamás perdieron su energía caótica, ese espíritu de diversión disruptivo que siempre los caracterizó como banda, su sentido del humor, su frescura. Esa sensación de que cada vez que los escuchás estás en una fiesta nunca se fue, porque los Beastie Boys sí se tomaban su música en serio, pero nunca se tomaron a sí mismos en serio. Creo que esto es parte de la clave de su éxito a lo largo de las décadas. "Para mí, la razón por la cual Beastie Boys duramos tanto tiempo y nos divertimos tanto como banda, es que Yauch y Mike son la familia que sí quiero ver, son mis otros dos hermanos a los que amo y en quienes puedo depender. Y sí, también son mis amigos estúpidos que hacen chistes de mierda. Son los amigos con los que puedo pasar el día entero y después llamar esa misma noche y quedarme durante una hora en el teléfono, riéndome. Al final, los tres éramos los amigos que se inspiraban el uno al otro a hacer las cosas a lo grande, a animarse", escribió Adam Horovitz en el Beastie Boys Book (página 27).
En el documental, Mike D recuerda con admiración cuando un periodista acusó a Yauch de ser un hipócrita por haber escrito Song for the Man, una canción que critica el acoso callejero a las mujeres, ya que en los ochenta había escrito versos misóginos. Yauch lo miró y con la humildad que lo caracterizaba le contestó: prefiero ser un hipócrita antes que seguir siendo la misma persona por el resto de mi vida. Creo que esa frase lo resume todo.
Para mí, escuchar a los Beastie Boys es una experiencia fuera de este mundo, por más cursi que pueda sonar. Me hacen sentir viva, porque su música es como una fuente infinita de energía que recorre tu cuerpo, que te hace bailar, gritar, reír, cantar, experimentar la música como algo total, no sólo un sonido que entra por un oído y sale por el otro. Cuando me olvido del poder que tiene la música, de todo lo que puede producir, una de las primeras bandas en las que pienso es esta. Los Beasties me inspiran a querer ser mejor, como persona y en todo lo que hago, porque son la prueba de que si uno realmente lo quiere puede avanzar, tanto en términos artísticos como humanos.
¿Y quiénes son los Beastie Boys? Bueno, se trata de Adam "MCA" Yauch, Adam "Ad-Rock" Horovitz y Michael "Mike D" Diamond, que se conocieron de adolescentes en su Brooklyn natal y formaron una de las bandas más influenciales e innovadoras de la historia del hip-hop. O de la historia de la música en general, por qué no. Los tres se juntaron a través de la música, de las bandas punk que escuchaban e iban a ver tocar. Así empezaron, como una banda punk, hasta que descubrieron su amor por el hip-hop, que comenzaba a surgir con fuerza en las calles y clubes de Nueva York. Si ya vieron el trailer que dejé arriba, tal vez les haya llamado la atención que en el documental sólo hay dos integrantes, no tres; esto es porque en el 2012, Adam Yauch, la fuerza indiscutible que funcionaba como motor de la banda, falleció de cáncer a los cuarenta y siete años, dejando un espacio en blanco imposible de llenar. Y sí, suena como un cliché decir eso, "alguien imposible de reemplazar", pero en este caso es completamente cierto, fue una persona que marcó no sólo la vida de sus amigos, sino de miles de personas a quienes inspiró y continúa inspirando a través de la música, los videos y los mensajes que dejó como legado. Por eso, Beastie Boys Story no es únicamente un repaso por la carrera de la banda, es un homenaje a Yauch, una carta de amor a la amistad. Es la historia de tres amigos, nada más ni nada menos.
Este no es un documental convencional, lo cual no debería sorprender a nadie teniendo en cuenta quién lo dirigió y sobre quiénes se trata. Desde principios de los noventa, Spike Jonze ha dirigido todo tipo de cosas: videos de skate, videos musicales para bandas de rock alternativo como Sonic Youth, de música electrónica como Fatboy Slim y para los propios Beasties. También trabajó como fotógrafo y haciendo publicidades, hasta que en 1999 estrenó su primera película, la bizarra Being John Malkovich. Continuó dirigiendo más películas y también se convirtió en el productor de Jackass. Sí, Jackass. En mi opinión, su obra maestra es Her (2013), que retrata una historia peculiar sobre amor, conexión y soledad, protagonizada por Joaquin Phoenix en una de sus mejores actuaciones, con un soundtrack hermoso y una cinematografía para morirse. En fin, Jonze es un director ecléctico si los hay, y siempre me interesa su trabajo, por lo que sabía que no sería un simple documental genérico, sino que sería fiel al estilo de los Beasties y a la creatividad del director. La banda siempre ha sido todo menos convencional, apostando por lo distinto, lo experimental, como el libro que publicaron en el 2018, que lejos de ser la típica autobiografía aburrida, es una recopilación de anécdotas y ensayos, no sólo escritos por Ad-Rock y Mike D, sino por un montón de artistas, fans, amigos, junto con cientos de imágenes y curiosidades, como recetas e ilustraciones. Todo lo que hacen tiene un toque especial.
Beastie Boys Story es un "live documentary" o "documental en vivo". Armaron un espectáculo abierto al público en un teatro neoyorquino y Jonze filmó la última función. Se podría decir que el resultado es una mezcla entre un stand-up de a dos y una selección de material audiovisual, acompañada por las reacciones de la audiencia. Me pareció un formato entretenido y dinámico, que te mantiene enganchado con lo que cuentan Horovitz y Diamond, que siguen compartiendo esa misma complicidad de siempre. La presencia de Yauch se siente constantemente, como un fantasma parado a un costado del escenario, observando a sus amigos.
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| (De izq. a der.: Spike Jonze, Adam Horovitz y Mike Diamond, 2020 |
A partir de 1989, con Paul's Boutique, los Beastie Boys crearon álbumes increíbles, ambiciosos, experimentales, como Check Your Head, Ill Communication y Hello Nasty, aprendieron a tocar sus propios instrumentos y fusionaron su amor por distintos géneros, como el funk y el punk hardcore con su hip-hop. El resultado final es un sonido genuinamente original que no se parece a ninguna otra cosa; una bestia de múltiples cabezas, inclasificable e indomable. Durante estos cambios, Yauch viajó a la India y se convirtió al budismo, tras conocer a monjes tibetanos que vivían en el exilio, y le enseñaron sobre su filosofía de no-violencia, lo cual lo inspiró a involucrarse, crear una organización y armar festivales bajo la consigna de "Free Tibet". Los Beasties comenzaron a prestarle más atención a lo que sucedía no sólo en otras partes del mundo, sino también en su propio país, y a reflexionar sobre lo que había salido de sus propias bocas en el pasado.
"I want to say a little something that's long overdue, the disrespect to women has got to be through. To all the mothers and the sisters, and the wives and friends, I wanna offer my love and respect to the end", rapea Yauch en Sure Shot, de 1994. Lo que está diciendo es que ya es hora de terminar con las faltas de respeto y las agresiones hacia las mujeres, hermanas, madres, esposas, amigas, todas. Fue una especie de mea culpa dirigido al mundo entero, una toma de conciencia. "No sólo le habló a un montón de gente, cuando escribió eso también nos habló a nosotros dos", dice Mike D en el documental.
Así fue como los Beasties fueron creciendo, siendo críticos de la violencia y de las expresiones de odio, del machismo, del racismo. Sin embargo, jamás perdieron su energía caótica, ese espíritu de diversión disruptivo que siempre los caracterizó como banda, su sentido del humor, su frescura. Esa sensación de que cada vez que los escuchás estás en una fiesta nunca se fue, porque los Beastie Boys sí se tomaban su música en serio, pero nunca se tomaron a sí mismos en serio. Creo que esto es parte de la clave de su éxito a lo largo de las décadas. "Para mí, la razón por la cual Beastie Boys duramos tanto tiempo y nos divertimos tanto como banda, es que Yauch y Mike son la familia que sí quiero ver, son mis otros dos hermanos a los que amo y en quienes puedo depender. Y sí, también son mis amigos estúpidos que hacen chistes de mierda. Son los amigos con los que puedo pasar el día entero y después llamar esa misma noche y quedarme durante una hora en el teléfono, riéndome. Al final, los tres éramos los amigos que se inspiraban el uno al otro a hacer las cosas a lo grande, a animarse", escribió Adam Horovitz en el Beastie Boys Book (página 27).
En el documental, Mike D recuerda con admiración cuando un periodista acusó a Yauch de ser un hipócrita por haber escrito Song for the Man, una canción que critica el acoso callejero a las mujeres, ya que en los ochenta había escrito versos misóginos. Yauch lo miró y con la humildad que lo caracterizaba le contestó: prefiero ser un hipócrita antes que seguir siendo la misma persona por el resto de mi vida. Creo que esa frase lo resume todo.
Para mí, escuchar a los Beastie Boys es una experiencia fuera de este mundo, por más cursi que pueda sonar. Me hacen sentir viva, porque su música es como una fuente infinita de energía que recorre tu cuerpo, que te hace bailar, gritar, reír, cantar, experimentar la música como algo total, no sólo un sonido que entra por un oído y sale por el otro. Cuando me olvido del poder que tiene la música, de todo lo que puede producir, una de las primeras bandas en las que pienso es esta. Los Beasties me inspiran a querer ser mejor, como persona y en todo lo que hago, porque son la prueba de que si uno realmente lo quiere puede avanzar, tanto en términos artísticos como humanos.
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