Mis lecturas favoritas de mayo

Hola, ¿cómo están? La última vez que recopilé mis lecturas preferidas del mes fue en febrero, en un mundo occidental pre Covid-19 que hoy parece más lejano que nunca. Desde el 19 de marzo que dio comienzo a la cuarentena en la Argentina, vengo leyendo bastante: once libros (una mezcla de novelas y no ficción) y alrededor de una docena de cuentos. Ya escribí sobre algunos de esos textos, como El Adversario de Carrère, Nunca me abandones de Ishiguro, Catch and Kill de Ronan Farrow (que a la fecha de hoy ya cuenta con una traducción al español), Las cosas que perdimos en el fuego de Mariana Enríquez, y Once tipos de soledad de Richard Yates

En esta ocasión quiero recomendar dos novelas y un cuento que realmente se han destacado entre mis lecturas de este último mes. La primera recomendación fue un hermoso descubrimiento, se trata de Los sorrentinos, novela debut escrita por una joven autora argentina llamada Virginia Higa y publicada por Editorial Sigilo en el 2018; la segunda recomendación también es una novela, pero publicada a mediados de los noventa: ¿Quién se hará cargo del hospital de ranas? de la estadounidense Lorrie Moore, recientemente editada al español por Eterna Cadencia. Finalmente, quiero recomendarles un cuento de Dorothy Parker, cuentista todoterreno conocida como una de las figuras más populares de la primera mitad de siglo XX en Estados Unidos. 


Los sorrentinos
 
Virginia Higa

142 páginas

Hay algo valioso en las obras de arte que parecen sencillas a primera vista pero en realidad son todo menos eso; ese engaño que termina develando un nivel de profundidad insospechado. Los sorrentinos se presenta en un principio como una novela ligera y pintoresca que promete entretener. Sin embargo, a través de las anécdotas, de lo cotidiano y de un lenguaje simple pero preciso, Virginia Higa logra construir una historia hermosa sobre la familia Vespolini, que en lo personal me conmovió hasta las lágrimas. Me encariñé con el Chiche, con los paisajes de Mar del Plata y los recuerdos de Sorrento, y antes de que me diera cuenta ya había llegado al final. 

Los sorrentinos es la crónica de una vida. Y en su núcleo temático se encuentra la familia, que en este caso es la de los Vespolini, pero que también podría ser la tuya. Los Vespolini tienen una trattoria en la ciudad de Mar del Plata, uno de los destinos vacacionales más populares de la Argentina, y a lo largo de menos de doscientas páginas vamos conociendo la historia de esta familia, los creadores de los sorrentinos: un tipo de pasta riquísimo relleno de jamón y queso.

El equilibrio constante entre comedia y melancolía es espectacular, realmente me hizo transitar todas las emociones posibles; a veces soltaba carcajadas, en otros momentos me indignaba con algún personaje, después sentía ternura y hasta terminaba suspirando con tristeza. Lograr generar semejante montaña rusa emocional en el lector es algo sumamente complejo, la marca inconfundible de un buen libro. Resulta impresionante que esta sea la novela debut de la autora. En mi opinión, el punto más fuerte de Los sorrentinos es la caracterización de los personajes, especialmente del protagonista, el Chiche. Es evidente que Virginia Higa reconoce la importancia de crear personajes desarrollados y fuertemente definidos sobre los cuales apoyarse. Lo mismo se puede decir del dialecto inventado por los Vespolini, con esas expresiones tan propias que los distinguen del resto y forman parte de su identidad. La autora construye un universo narrativo rico en detalles que se siente profundamente real, como si uno pudiera comprar un pasaje a Mar del Plata y almorzar en la trattoria mientras el Chiche te charla sobre cine italiano y la historia de los antiguos imperios.

Por último, celebro la elección de usar un narrador omnisciente en tercera persona, porque nos permite acceder a la historia de los Vespolini en su totalidad, lo cual no sucedería si estuviera narrada, por ejemplo, en primera persona por el Chiche. Brinda una cierta objetividad que no se ve limitada por la experiencia, imparcialidad y conocimientos de un narrador en primera. La tercera persona le aporta una cualidad especial, armando un mosaico familiar, un collage de pequeñas vidas. Vidas llenas de amor, de tristeza, de alegrías. Y de comida. 

Es una novela que realmente me sorprendió, infinitamente recomendable. Considero que es un buen libro para regalar, se lee fácilmente y, si bien tiene ciertas escenas algo fuertes, cuenta una historia amena y conmovedora. Sin duda se que será una de mis lecturas favoritas del año.

"¿Te acordás de Sorrento? ¿Y te acordás del mar de Sorrento? ¿Y de la casa amarilla te acordás? ¡Qué casa! Solo la vi en fotos. Ahora es una casa de ricos. ¿Te acordás de cuando éramos ricos? ¿Te acordás?"


¿Quién se hará cargo del hospital de ranas?

Lorrie Moore

176 páginas

Berie es una mujer cuarentona atrapada en un matrimonio infiel, sin hijos y gastado por el paso del tiempo. Durante una estadía en París acompañando a su marido, Berie se hunde en recuerdos del verano de 1972, su adolescencia, especialmente los momentos compartidos con su mejor amiga de ese entonces, Sils. A grandes rasgos, se podría decir que esa es la trama de ¿Quién se hará cargo del hospital de ranas?, aunque la palabra "trama" no me parece la más indicada en este caso. Es más bien un torrente de nostalgia, de anhelos por volver el tiempo atrás, de arrepentimientos; un rejunte de recuerdos que van y vienen. La novela se siente como un proceso de duelo por la inocencia perdida, por un período de tiempo que ya se terminó y que sólo podemos ver a través de un espejo retrovisor.

Lorrie Moore, autora mejor conocida por sus colecciones de relatos, cuenta una historia simple sobre una de las etapas más documentadas en la literatura: la adolescencia. Sin embargo, el truco de magia está en el lenguaje, bellísimo, que por momentos difumina las líneas entre una realidad cruda y un mundo de princesas. Este toque especial hace que la historia se destaque, con un estilo propio que a mí personalmente me cautivó desde las primeras páginas. Una prosa poética y pegajosa como la humedad del verano en el pueblo ficticio de Horsehearts. Es ese tipo de literatura que mediante sus descripciones logra transportarte a lugares desconocidos que sólo existen en las páginas.

He leído reseñas que señalan como defecto el hecho de que Moore escoge escenas aparentemente insignificantes y pone demasiado énfasis en ellas. Sí, son momentos pequeños sobre vidas comunes, pero creo que la clave está en comprender que para Berie, narradora y protagonista, no fueron insignificantes: son los momentos que componen su vida, piezas que la fueron armando lentamente como a un rompecabezas. Seguramente todos conservamos en algún rincón de nuestra mente recuerdos similares, imágenes de escenas fugaces, aparentemente irrelevantes que de vez en cuando se nos aparecen antes de irnos a dormir o durante una sesión de terapia. Así se siente esta novela.

Si bien a mí me encantó, en este caso no se la regalaría a cualquier persona, porque es una novela bastante particular. Yo se la recomendaría a lectores que disfrutan de tramas dispersas, de ficción que se enfoca más en los personajes y en las sensaciones que en hechos concretos, con un estilo muy descriptivo y evocativo. Estoy emocionada por leer las colecciones de cuentos de Lorrie Moore en un futuro cercano, pero por ahora me conformo con esta carta de amor a lo que fue, a personas y lugares que ya no están.


Una rubia imponente

Dorothy Parker

29 páginas

Encontré este cuento en un libro de 1941 titulado The pocket book of short stories o, en español, el libro de bolsillo de cuentos cortos, que me llevé de la casa de mis abuelos. Entre páginas amarronadas y rotas por el paso del tiempo, me crucé con este relato escrito por Dorothy Parker, celebrada escritora y figura de la escena neoyorquina de primera mitad del siglo XX. Su prosa es afilada, precisa, llena de un ingenio tragicómico que me recordó un poco a los cuentos posteriores de Richard Yates, a quien Parker en su época de crítica literaria elogió más de una vez. Debo decir que Una rubia imponente es, sin duda alguna, uno de los cuentos más tristes que leí en mi vida. 

Supongo que si algún curioso preguntara sobre qué se trata este relato, la respuesta más común entre lectores sería: alcoholismo. Y claro, sería una respuesta correcta. Pero también trata sobre la desilusión, la soledad, la depresión; muestra al desnudo la dificultad para mantenerse en pie, para sobrevivir, de su protagonista Hazel, una mujer que podría ser tildada de "mantenida", pasando de hombre a hombre. A primera vista, sin indagar mucho, su vida parece una fiesta, pero a medida que nos vamos adentrando en las profundidades es fácil darse cuenta de que más que una fiesta, se siente como un funeral. Al igual que otras obras literarias, Una rubia imponente toma como contexto los "locos años veinte", la época de la ley seca, mostrando los excesos y la hipocresía que se escondían detrás de la fachada de progreso antes de la caída de la bolsa en el '29.

Me pareció un cuento impactante y sumamente interesante en cuanto a los temas que aborda. También me gustó el hecho de que la autora no juzga a Hazel, sino que presenta las circunstancias de una forma bastante neutral y es el lector quien debe decidir cómo interpretar lo que sucede. 

Comentarios

Entradas populares