Leonera y el amor de una madre
Julia Zárate (Martina Gusman) es acusada y detenida por el asesinato de su pareja, pero a causa de estar embarazada es encerrada en un pabellón especial de la cárcel habitado por otras mujeres embarazadas y madres de niños menores de cuatro años. El cineasta argentino Pablo Trapero explora con esta historia el rol de madre que cumple Julia dentro de la prisión, en un ambiente contradictorio e improbable, que parece un producto de la imaginación pero es parte de la realidad más cruda.
Julia es una estudiante universitaria, aparentemente de clase media o inclusive clase media-alta, que tiene su propio departamento y no cuenta con ningún antecedente de violencia. Pero una noche todo da un giro de 360 grados que parece shockearla a ella tanto como a los espectadores. A lo largo de la película, Trapero se anima a mostrar todo, incluyendo lo más difícil de digerir, todo menos a Julia cometiendo el crimen por el cual se la encierra. Para ella, esa noche es un borrón en su memoria, pero representa un antes y un después definitivo en su vida. Nunca nos enteramos si Julia realmente es culpable, porque el director no busca que llevemos a cabo un juicio de valores en base al accionar de la joven durante dicha noche, sino que estemos dispuestos y abiertos a conocerla como persona y como madre. Dudamos sobre su inocencia, pero Trapero y la actriz Martina Gusman humanizan al personaje más allá de su posible culpabilidad, porque Julia siente, llora, grita, sufre, ama.
Una leonera es una jaula donde se mantienen encerrados a los leones, o en este caso, leonas. Julia es una leona porque defiende a su hijo con uñas y dientes, es lo único que realmente tiene valor en su vida. Vive para y por Tomás, ese hijo que inicialmente creía no desear, golpeando su panza con frustración, pero que luego cuida con todo su amor. Según lo que presenciamos a través de la cámara, Julia está capacitada para ser una buena madre, porque a pesar de las duras circunstancias, ella intenta criarlo de la mejor manera posible. De hecho, pienso que Julia atraviesa cambios significativos a lo largo de la historia: cuando la conocemos, parece inestable, deprimida y perdida, apodada "rubia"; pero tras el parto de Tomás, lentamente, algo en ella parece cambiar para bien, como si finalmente hubiera encontrado una verdadera razón o propósito para seguir viviendo. Y siento que a medida que su hijo crece, el amor crece más y más en su interior, iluminándola entre tanta oscuridad. Todo esto provoca que resulte el doble de doloroso ver como intentan alejarla de Tomás, porque aunque la decisión de Sofía (Elli Medeiros), madre de Julia, pueda ser comprensible desde cierto punto de vista, uno como espectador empatiza con el dolor y el sufrimiento de la protagonista.
El mundo de Leonera parece existir en otra dimensión, con escenas de niños y bebés corriendo por los pasillos del pabellón, asistiendo al jardín dentro de la cárcel y, en una escena muy fuerte, corriendo el riesgo de morir asfixiados o calcinados en un incendio. Pero es todo lo contrario, es profundamente real y lo que más perturba es el hecho de que Julia pasa de ser una chica normal de la ciudad a formar parte de una minoría de mujeres presas, consideradas un descarte de la sociedad, un grupo de marginadas. Nunca logramos descifrar por completo y en profundidad quien es Julia o como era su vida antes del día en el que la vemos por primera vez. Ese misterio que rodea la identidad del personaje se ve representado en el modo en el que Trapero filma su rostro durante las primeras escenas: de perfil o desde lejos, manchada con sangre u oscurecida entre sombras. Empezamos a ver acercamientos más claros y frontales una vez que es detenida, porque su vida antes del encarcelamiento es un misterio para el espectador.
A lo largo de la película, es recurrente el tema de la maternidad. En un principio, Julia no parece querer el embarazo, razón por la cual Trapero espera al menos diez minutos para mostrarnos su panza, que anteriormente escondía debajo de su abrigo. Durante las primeras semanas de vida de Tomás, a Julia le cuesta poder calmarlo y amamantarlo, pero con el paso del tiempo va descubriendo y desarrollando su instinto maternal. Por otro lado, marcando un cierto contraste, entra en escena el personaje de Sofía, la madre de Julia, que según lo que vemos y escuchamos, no fue una buena madre, fría, egocéntrica y negligente. Julia está decidida a cuidar y mimar a su hijo del modo más profundo, ya que no quiere que su hijo sufra a una madre como Sofía. Otra de las madres que forman parte de Leonera es Marta (Laura Garcia), quien habita el pabellón junto a Julia y entre ambas surge una relación afectiva y protectora. Marta cuida a sus propios hijos, pero también ayuda a criar a Tomás y, en mi opinión, actúa de modo maternal con Julia, ayudándola y protegiéndola, a veces simplemente como amiga y otras como figura de autoridad. A pesar de que varias escenas, mediante el lenguaje visual, indican que entre ambas existe una relación íntima que va más allá de la amistad, yo creo que no se basa en algo sexual, sino más bien en la necesidad de sentirse acompañadas y queridas, de estar desesperadas y en busca de algún tipo de conexión dentro del encierro. En fin, la maternidad es el tópico central de la película, especialmente la relación entre Julia y su hijo, explorando su lucha por criarlo y encontrar amor en un ambiente sumamente duro, y los límites a los que está dispuesta a llegar con el fin de mantener el vínculo con Tomás, vivir juntos y ser ella quien lo cuide. Cuando Julia entró a la cárcel, le dijo a Marta que no tenía familia, que estaba sola, pero más adelante, cuando Ramiro (Rodrigo Santoro), el otro individuo involucrado en el asesinato, le asegura que está sola, Julia lo mira fijamente a los ojos mientras sostiene a Tomás en sus brazos y le contesta: "No, yo no estoy sola."
La idea de rodar esta historia surgió cuando nació el hijo de Pablo Trapero y Martina Gusman, algo que "conmovió tanto" al director y le "hizo ver las cosas de una manera diferente tan rápidamente" que quiso hacer una película "sobre la maternidad, sobre ese vínculo". A eso se añadió el descubrimiento de la realidad de los niños que están en las cárceles, tema que quiso hacer visible, que tuviera un lugar público para poderlo debatir (1).
"...En el caso de la mujer de Leonera, que es una chica que empieza a vivir una vida que no parece ser la suya propia y esto es casi una ficción para ella. Y al mismo tiempo son personajes que son superhéroes de sus propias vidas. Eso me gusta. La idea de encontrar grandes aventuras en estas situaciones cotidianas." -Pablo Trapero (2)
CRÉDITOS DE LAS IMÁGENES:
1, 2, 3, 4, 5, 6, 7
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