¿Quién es la chica desconocida?



La Fille Inconnue (The Unknown Girl) nos presenta a Jenny Davin (Adèle Haenel), una doctora que carga con la culpa del asesinato de una joven porque ignoró, sin saber que estaba en peligro, su pedido de ayuda. Y son esa culpa y su conciencia las que la llevan a ponerse en el rol de detective y buscar pistas y testigos que puedan dar a conocer la identidad de la víctima.

Esta es mi primera y, hasta ahora, única experiencia con las películas de los hermanos Jean-Pierre y Luc Dardenne, así que, a diferencia de la mayoría de los cinéfilos, no puedo compararla con sus demás obras. Cuando terminé de verla, quise leer algunas criticas u opiniones, pero me llevé una decepción al encontrar que gran parte de ellas eran sumamente negativas. Tal vez, como dije, influya el hecho de no haber visto otras de sus películas, pero a mi me atrapó durante sus casi dos horas y la disfruté mucho.

Como en el caso de Victoria (2015), una de mis películas favoritas de los últimos años, dirigida por el alemán Sebastian Schipper, en la que la actriz Laia Costa se apodera de cada escena, lo mismo ocurre acá con Adèle Haenel, cuya presencia es central en cada segundo de La Fille Inconnue. Los Dardenne la filman desde cerca y con intensidad, invadiendo su espacio de manera claustrofóbica en más de una ocasión, como si quisieran leer su mente y conocer esos sentimientos que guarda bajo llave detrás de su mirada firme.



Opté por titular al post de tal modo porque siento que, a lo largo de la historia, no sabemos si el título de la película realmente hace referencia a la joven asesinada o tal vez a la doctora. Es decir, la víctima del asesinato es una total desconocida para Jenny, ya que no sabe su nombre ni su origen, pero, en mi opinión, durante reiterados momentos, la propia Jenny se cuestiona aspectos sobre sí misma. La culpa que siente con respecto a la muerte de la chica la hace cuestionar si el aislamiento emocional que ejercía con sus pacientes y su profesionalismo del que tan orgullosa se sentía fueron los que la convencieron de no abrir la puerta aquella noche. ¿Cuál fue su rol en lo sucedido? ¿Por qué no abrió la puerta? ¿Por qué la imagen de la chica persigue sus pensamientos constantemente? Jenny no cuestiona su identidad, pero sí cuestiona sus decisiones y los factores que la llevaron a tomarlas. Aquello de lo que creía estar tan segura, esas convicciones que fue construyendo con los años, comienzan a desmoronarse. Y nosotros, los espectadores, nunca llegamos a conocerla con profundidad, ya que no sabemos que la inspiró a estudiar medicina, si tiene otros intereses o hobbies y siempre está sola, sin familia, pareja ni amigos. Así que Jenny nos resulta casi tan desconocida como la chica muerta. Lo que sí sabemos es que es una historia existencial, porque la doctora está sufriendo una crisis interna de conciencia, y también la observamos atendiendo a sus pacientes e interactuando con algunas personas, pero, mas allá de eso, nada.

En las palabras de Haenel: "Para mí, ella no es una heroína y fui consciente de que no debía convertirla en una. Ella es solamente una persona, podría ser cualquier persona, que, de pronto, se da cuenta de cosas, se despierta ante ciertas cosas. Es sobre lo mínimo de la humanidad que puede afectarnos a cualquiera de nosotros, el hecho de darse cuenta de las necesidades de los otros." (1)



Hay una película que me resulta similar a La Fille Inconnue hasta cierto punto: Cold Weather (2010) de Aaron Katz. Algunos aspectos de la doctora y de la historia en general me recordaron a dicho largometraje del cine indie norteamericano. Por ejemplo, comenzando por lo obvio, la cinematografía (colores, composición, iluminación) son parecidas: paisajes invernales, ambientes grises y con tonos azulados exceptuando pequeños acentos coloridos. Luego existen ciertas similitudes entre ambos protagonistas: como ya mencioné, Jenny es una médica que por razones personales se reinventa como detective amateur para resolver un posible crimen con el cual se siente conectada. En el otro caso, Doug (Cris Lankenau) es un estudiante de ciencia forense (relacionado con la medicina) que sospecha que algo terrible le ha ocurrido a su ex novia y decide comenzar una investigación por cuenta propia para ponerle un fin al misterio. En ambos sucesos, al principio, los personajes no cuentan con información que confirme que un crimen haya sido cometido o esté siendo cometido, pero sin embargo, distintos tipos de convicciones personales (Jenny a causa de convicciones morales que surgen a partir de la culpa y Doug a causa del vínculo que tiene con la posible víctima) los llevan a dedicarse completa y profundamente a sus investigaciones.

Cold Weather
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Cold Weather
Jenny traslada el mismo profesionalismo y la meticulosidad con la que ejerce su práctica a la tarea de detective, buscando pistas e interrogando individuos como si fuera parte de su vida cotidiana, porque su conciencia y sus pensamientos casi obsesivos no le permiten renunciar ni darse por vencida ante amenazas o complicaciones. Se lo toma tan en serio como su trabajo porque ella lo ve como una obligación, algo que le debe a la joven fallecida. De hecho, uno puede apreciar ciertos cambios que se producen en ella, como por ejemplo el hecho de que rechaza un puesto en una clínica con pacientes menos dificultosos y de una clase social más elevada para quedarse con los pacientes de menores recursos económicos y sin cobertura social.

Por otro lado, la decisión de Julien (Olivier Bonnaud), el asistente de Jenny, de abandonar sus estudios de medicina la afecta a Jenny porque, tras el incidente, el hecho de que él estuvo a punto de abrirle la puerta a la joven es una señal de que sus emociones y humanismo tal vez pueden hacer de él un buen doctor, quizás no tan eficiente como ella pero más conectado con los pacientes y el mundo exterior. Ella cree ver en él a alguien que puede inculcar en ella o compartirle ese sentido de compasión y humanidad al cual parece haber renunciado hace tiempo. Es como si su culpa ante lo ocurrido hubiera despertado en ella una especie de instinto maternal que la motiva a realizar cualquier cosa con tal de resolver el crimen, desde comprarle una lápida a la joven asumiendo el rol de ser querido hasta prácticamente manipular a Bryan (Louka Minnella), un paciente adolescente, para sacarle la información que parece estar reteniendo.



La culpa que atormenta a Jenny es la misma culpa que todos hemos sentido alguna vez cuando se pone en duda nuestra modalidad o nuestro buen obrar. El inútil círculo vicioso de pensar "¿y si hubiera hecho ésto en vez de ésto otro?" y un sinfín de demás posibilidades que ya han quedado en el pasado. Pero Jenny no puede aceptar que su culpa sea parte del pasado, de un acontecimiento que ya ocurrió, ya que su consciencia la convence de que debe hacerse cargo del cadáver sin nombre y tomar la responsabilidad de descubrir su identidad, de transformar a este fantasma anónimo en una víctima de carne y hueso. Pero, seamos realistas, una vez que la doctora logra develar al asesino, conocer a una familiar de la joven y su nombre, ¿estará satisfecha y el sentimiento de culpa y malestar abandonará su mente? Probablemente no, porque en el mundo hay miles de jóvenes asesinadas, tanto sin como con nombre, y miles de Jennys que viven atormentadas por el "¿y si lo hubiera hecho de otra manera?". Este es tan solo un caso más del montón.







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